Cap. 43 - Gracias Mamá - Parte 1

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Cómo lo pensé, mi mamá saltó de contenta cuándo supo que Joaquín se mudaría con nosotros. Sabía que era feliz de saber que habría más personas en casa, más personas con quién hablar y eso la hacía sentir mejor, menos sola a pesar de saber que no lo estaba.

Decidí que era hora de volver a mi antiguo dormitorio del segundo piso, en primer lugar, ya estaba en condiciones de subir escaleras y en segundo porque allí mi cama era mucho más amplia.

Todo allí estaba en su lugar a excepción de mis dibujos que antes estaban pegados por las paredes, los mismo que ilustraban a Ethan en mis momentos de inspiración anteriormente. Agradecí que mi mamá los hubiera dejado en el cuarto de abajo, ya no me parecen tan bonitos desde que había encontrado al ser más hermoso y maravilloso del universo entero.

Las paredes continuaban siendo de un celeste pastel exacto al que habían pintado cuándo yo había nacido, la cama seguía en el centro de la habitación, entre el closet color caoba y la puerta que daba al baño. Sobre la cabecera seguía el Collage de fotos que había armado el último año de la secundaria y al que iba agregando algunas. Quité las que me mostraban con Ethan y las tiré a la basura, tenía pensado reemplazarlas por otras mejores y más actuales.







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Joaquín se separó de mí y se dirigió al balcón a un lado de la cama mientras yo guardaba mi ropa en el closet de modo que quedara espacio para sus cosas. Ocupé sólo uno de los tres cajones y la mitad de la barra de las que colgaban mis camisas.

Cuándo me giré hacía Joaquín, se encontraba observando el cielo, con las manos sobre los bordes del balcón, la luz de la luna lo bañaba en todo su costado derecho acentuando su silueta, el cabello castaño se mezclaba con el manto del firmamento y las estrellas lo hacían ver cómo la ilusión que parecía ser. Una ilusión en mi cuarto.

Me quedé contemplándolo embobado con la cabeza recostada contra la pared y los brazos cruzados a la altura del pecho, cualquier movimiento de su pelo hacía que me sintiera de lo más afortunado.

- Es una vista hermosa – musitó mirando el cielo. Sonreí al mismo tiempo que me acercaba a él.

Coloqué una mano en sus mejillas sonrosadas y acaricié su piel con la yema de los dedos, memorizando el color de sus ojos, su brillo y el número de pestañas que enmarcaban tan encantadora mirada.

- Si, es hermoso – coincidí no refiriéndome al cielo con exactitud. Él sonrió - ¿Sabes? Cuándo no podía ver pensaba que no podía amarte más, ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba.

Joaquín se estiró para unir sus labios con los míos y mi mano se encontró cómodo descendiendo por la lana de su suéter blanco hasta su cintura dónde se instaló. Nuestras bocas jugaron a nuestro juego favorito, aquel en el que cada uno daba lo mejor para terminar estremeciéndonos de amor.

Luz De MediaNoche // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora