20

1.6K 82 16
                                    

Era ya bastante tarde en Inglaterra, así que no había mucha gente en el aeropuerto, haciendo que sea más fácil encontrar a la persona que debía recogerme. Ya que no sería Miguel, él se quedó en Mónaco junto con Mariana.

Charles me había dicho que iría a buscarme un amigo suyo o en su defecto, Nicolas Todt. Pero que sería fácil de reconocer porque tendrían un cartel con mi nombre.

Pero no había nadie con un cartel que pusiera mi nombre.

Comencé a desesperarme al no ver a nadie que viniera recogerme, pero intentaba no demostrarlo. Había leído en una guía que si eres turista, no tienes que demostrar que lo eres, así te ahorrarías malos ratos. Así que, siguiendo esa guía, caminé con seguridad por ese pasillo, rogando internamente ver un cartel con mi nombre. Pero seguía sin encontrar nada.

Précieux.— apenas escuché ese apodo, me giré en busca de Charles, era su voz, podía reconocerla donde fuese.

Cuando lo vi con un suéter con capucha y un gran ramo de rosas rojas, no dudé ningún segundo en correr hacia dónde estaba para ir abrazarlo con fuerza enrollando mis brazos alrededor de él. Mientras que el contrario llevaba, su mano libre, hasta mi cuello para poder besarme.

Dios, cuánto extrañaba sus besos.
Cuánto lo extrañaba a él.

Te extrañé.— lo dijo cuando nos separamos del beso, como si estuviera leyendo mi mente.

Yo no la verdad, solo vengo por la fama.— ambos reímos mientras seguíamos abrazados y nos besamos, para luego yo tomar el ramo de rosas que me trajo y él tomar mis maletas para ayudarme con ellas y así salir del aeropuerto.

¿Ahora si te vas a subir a mi auto? — preguntó burlón luego de dejar mis maletas en el maletero y abrir la puerta del copiloto.

¿Tengo otra opción, Lord Perceval? — pregunté quedándome frente a él, haciendo que el chico llevara su mano libre, ya que la otra estaba sujetando la puerta, a mi cintura para pegarme a su cuerpo.

Vas a tener que elegir otro apodo, uno más especial.— besó mi mejilla y se separó un poco para que yo pudiera subirme al carro, cerrando la puerta detrás, para rodearlo y subirse en el lado conductor.— sé que debes estar cansada, ¿pero te parece si vamos a cenar? — me miró sonriente y yo no pude negar ante esa cara de felicidad, así que terminé asintiendo.

Fuimos hasta el hotel donde se estaban hospedando los chicos, Charles me dijo que yo tendría una habitación aparte, ya que era la habitación que le había dado la escudería y como él no tenía novia, no podía meter a una chica a su habitación. Por eso, Leclerc había reservado una habitación para mi, para que ambos ocupásemos esa.

No tuve mucho tiempo de mirar la habitación, ya que apenas llegué comencé a colocarme algo para poder ir a cenar. No fue algo muy elaborado, solo un vestido negro y un gran abrigo porque la noche era fresca, pero no lo suficiente para morir de frío.

Nos adentramos en un restaurante que era elegante, por un segundo me arrepentí de lo que traía puesto, pero miré a Charles que venía con un suéter y me tranquilicé. Nos sentamos en una de las últimas mesas, para intentar tener algo de privacidad y pasar desapercibidos, aunque hubiera gente en las mesas de alrededor nadie pareció tomarle atención a Charles.

Comenzamos a cenar, hablábamos de la carrera, de los países a los que íbamos a ir, de lo que haríamos cuando no fuera semana de carrera, también salió Samuel en a conversación gracias a Charles, pero no nos detuvimos mucho en eso, a él no parecía darle gracia y a mi no me entusiasmaba mucho hablar de Samu, lo adoro claro está, pero sabía que no era un gran tema de conversación entre ambos, no entendía porque Leclerc quiso hablar de él. Hablamos de lo nuestro, aunque con cuidado con lo que decíamos y no muy a detalle. Yo quería evitar hablar de lo que éramos, porque entre menos lo pensaba era mucho mejor.

Distancia || Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora