28

829 59 15
                                    

Las manos me sudaban mientras esperaba a Miguel y Mariana afuera del hotel. Se habían ofrecido llevarme desde Francia hasta Mónaco, precisamente a la casa del cumpleañero para darle mi sorpresa, estaba tan emocionada.

— Han llegado tus ángeles.— Mariana fue la primera en bajarse y correr hacia donde yo estaba para poder abrazarme, aunque no pudo porque yo tenía el regalo de Charles en mis manos.— ¿Qué le regalaste a ese niño mimado?

— No te lo diré, es secreto.— sonreí mostrando los dientes.

Luego de saludar a ambos Mexicanos, me subí al auto para comenzar con nuestro viaje hasta Mónaco.

No he podido dejar de pensar en la reacción de Charles y cómo se pondrá al verme ahí.

— ¿Charles no te ha dicho nada? — hablé para dejar de imaginarme los posibles escenarios felices que tendríamos con Leclerc cuando me vea.— digo, ¿no sospecha nada? Es que no le he hablado, ¿debería hablarle?

— Que asco el amor, papá si me ves así, por favor prohíbeme tener pareja.

— En realidad con Charles no hablo hace algunos meses.— el hombre ignoró a su hija y yo me acomodé para escuchar mejor lo que me estaba diciendo.— ya no hago viajes para su familia, no me ha despedido como tal, simplemente me dijo que por el momento no necesita mis servicios, que cuando necesitara que los llevara a un lugar él me lo diría.

— ¿Entonces en que trabajas ahora? — pregunté algo preocupada por su situación.

— Soy Uber, aunque Mónaco grita lujo y te hace pensar que todos tienen coche, en realidad hay mucha gente que aparenta o que no sabe manejar, así que ahí entró yo, además que Charles siempre me recomienda a amigos y conocidos, así que trabajo no me ha faltado.

Me quedé más tranquila respecto a su situación. Pero se me ha hecho raro que ya no llame a Miguel para viajes, sobretodo para los de su madre y cosas así.

No Emilia, no sobrepienses, no te sabotees a ti misma, no sabotees la primera relación bonita que has tenido en tu vida.

Seguimos el viaje hablando normalmente, colocándonos al día de nuestras vidas, para terminar contándoles lo que pasó con Samuel, me da pena terminar así mi amistad con él, pero quizás era lo mejor.

— Avísanos cualquier cosa, ¿si? — Mariana habló cuando ya estábamos frente a la casa del cumpleaños.

—Si.— asentí bajándome del auto.— Dios, estoy tan nerviosa, ¿creen que le gustará?, sé que no es mucho, pero no lo sé.

— Él estará feliz de verte, Emilia.— la voz de Miguel intentó tranquilizarme y yo le sonreí.

Me despedí y pude ver cómo el carro se iba dejándome sola para que yo pudiera darle la sorpresa a mi chico.

Dios que lindo suena eso. Solo quiero verlo y besarlo.

Extrañaba sus besos.

Caminé hasta a la entrada y cuando estaba por tocar el timbre mi celular comenzó a sonar, respondí la llamada y llevé mi celular a mi oreja.

— ¿Se quedó algo en el auto? — dije mientras tocaba el timbre de la casa.

— Sal de ahí corriendo ahora mismo, el pendejo de Charles te esta engañando y seguramente está ahí con ella.— Mariana habló rápido, pero yo lo entendí perfectamente, tanto que sentí como mi respiración se cortaba y mi corazón se paraba.— ¿aló, Emilia?, mierda papá, písale al acelerador no responde Mili.— colgó y yo me quedé unos segundos congelada, pero me di la vuelta para huir de ahí.

Distancia || Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora