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Mis manos me sudaban y podía sentir como mi corazón palpitaba rápido y bruscamente, tanto que podía jurar que saldría disparado en cualquier momento.

— En qué me vine a meter.— susurré en el baño, ya que estaba encerrada para poder tener mi crisis tranquila.

Y era cierto, ¿en qué estaba pensando al momento que acepté esto?, un poco de presión por Leandro si sentía, ya que era el proyecto de su padre y Lea era mi, ¿novio?, no lo sé.

Otra vez en relaciones complicadas.

Emilia cálmate, es trabajo, ya eres una periodista con todas sus letras, no tienes que sentirte intimidada por unos pilotos, entrevistar a deportistas es algo que debes hacer y ya lo has hecho.

El tiempo pasó, yo superé y ellos también.

Todos somos profesionales.

Pero también soy rencorosa, mira que venir a trabajar justo aquí para ver cómo reaccionaba Charles.

Pero ojo, superado si que está.

— Emi.— se escuchó detrás de la puerta.— Emi cariño, debemos ir abajo a la cena para ver que todo esté bien para mañana. — arreglé mi vestido y tomé aire mientras me miraba al espejo, no quería arruinar mi maquillaje.

— Estoy lista, vamos.— sonreí cuando abrí la puerta y vi al chico detrás de esta.

— ¿Estás bien? — puso sus manos en mi mejilla para poder mirarme fijamente.— si quieres podemos no bajar, les diré a todos que no te sentías bien y prefieres dormir para estar fresca como una lechuga para mañana. — comencé a reír mientras negaba sutilmente.

— Estoy bien, no te preocupes.— sonreí de lado y besé su mejilla para comenzar a caminar agarrados de la mano.

Bajamos por el ascensor del hotel y fuimos hasta el restaurante que estaba al lado de donde nos estábamos quedando, así que podríamos llegar perfectamente.

Cuando llegamos al lugar donde sería la cena de trabajo, no fue tan difícil averiguar dónde estaba todo el equipo, era la mesa más ruidosa y el idioma en el que hablaban era una combinación entre español e inglés.

— ¡Aquí están nuestras estrellas! — habló Américo, el jefe de este proyecto y padre de Leandro.

— Se demoraron un poco, ¿qué estaban haciendo que no llegaban? — Káiser nos miró con una sonrisa coqueta, que simplemente ignoramos mientras tomábamos nuestros respectivos asientos.

Como ya saben, nos estamos quedando en el mismo hotel que los pilotos y posiblemente estemos en el mismo restaurante ahora mismo, pero no es algo que nos interese, es algo que conversamos y está estipulado en sus contratos, lo que pase afuera de la pista no nos interesa y no reportaremos nada sobre lo que veamos o escuchemos, la vida privada de los pilotos permanece así, privada. Estamos aquí para reportar e informar sobre lo que pase relacionado con el deporte, no los chismes.— Cindy, quien es la encargada de nuestra publicidad, habló y todos asentimos.

No pude evitar tensarme un poco al pensar que podría encontrarme en este mismo restaurante a Charles cenando, quizás con que chica, ¿cómo reaccionaría yo?, ¿cómo reaccionaría él?

Ya Emilia, no es algo que debería importarte.

Superaste absolutamente todo lo vivido con él.

Estás aquí por trabajo, porque amas el deporte y amas ser periodista.

¿Por venganza?, no, no, la venganza no tiene nada que ver aquí.

Una mano apretó la mía con delicadeza, haciendo que me centrase en la cena y no en mis pensamientos.

Distancia || Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora