El Reino

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Entraron a la oficina de Gregory, el líder de Hilltop. Le explicaron que querían contraatacar a los Salvadores para poder "liberarse".

–¡No! De ningún modo– se negó por completo– Ese no era el trato. Ustedes juraron que eliminarían a los Salvadores, pero no cumplieron. Así que cualquier arreglo que tuviéramos queda nulo. Sin ningún efecto... No somos socios, no somos amigos y nunca nos reunimos. No nos conocemos.

Se sentó en su silla y miró a Rick.

–No estoy en deuda con ustedes– seguía hablando– Ustedes están en deuda conmigo por recibir a los refugiados, pese al gran riesgo personal.

–Fuiste muy valiente al quedarte adentro mientras Maggie y Sasha salvaban este lugar– le dijo con sarcasmo Jesús– Tu coraje fue inspirador.

–¿Tú no trabajas conmigo? ¿No somos amigos?– le preguntó el hombre.

–Gregory, ya empezamos esto– habló Rick.

–Fueron ustedes.

–Fuimos nosotros. Y vamos a ganar– le aseguró.

–Ellos son asesinos.

–¿Deseas vivir de este modo? ¿Sometido, viendo cómo matan a tu gente?– le preguntó Grimes mientras se alejaba del escritorio.

–A veces uno no puede elegir cómo desea vivir. A veces, Rick, uno debe conformarse con lo que tiene– Gregory no quería ceder en absoluto.

–¿De cuántas personas podemos prescindir? ¿Cuántas personas saben luchar?– le preguntó Maggie.

–¿"Podemos"? No tengo idea de cuántos somos, Margaret– él había llamado de otro modo a la mujer– ¿Tiene alguna importancia? ¿Qué van a hacer? ¿Formar un pelotón con cultivadores de sorgo? Porque es lo que tenemos. Gente que cultiva cosas. No querrán luchar.

–Se equivoca. Si la gente puede hacer lo correcto, suele hacerlo– lo interrumpió ______– La gente...

–Permite que te interrumpa antes de que empieces a cantar– esta vez Gregory la interrumpía– A propósito, ¿quién entrenaría a toda esta carne de cañón?

–Yo– le respondió Sasha.

–Deme una semana– también habló Maggie.

–Era una pregunta retórica– volvió a hablar el hombre– No quiero saberlo. No quiero volver a escuchar una palabra de esto.

–Estaríamos mejor sin los Salvadores. ¿Sí o no?– le preguntó un poco más exaltado Rick. Se estaban cansando de ese hombre.

–Sí. Claro– respondió Gregory de mala gana.

–Entonces... ¿Qué hará para resolver el problema?– preguntó esta vez Michonne.

–No dije que hubiera un problema. Ustedes lo dijeron. Y lo que ocurre fuera de mi competencia, no me compete– sí que era un egoísta.

–¿Qué diablos le pasa?– le preguntó Daryl– Está con nosotros o no está. Usted dice una cosa y piensa otra.

–Dejé muy en claro mi postura– se paró– Y les agradezco a todos por no haber venido hoy, por no haberse reunido conmigo y por evitar que los vieran retirarse... Dicho de otro modo, salgan por atrás.

Hubo un gran silencio incómodo. Él los estaba echando.
Rick hizo una seña para que salieran. Todos empezaron a irse de aquella habitación, claro, no sin antes darle una que otra mirada de odio a Gregory.

–Hipócrita desgraciado– dijo Rosita en cuanto salió del cuarto.

–Desearía romperle los dientes a ese idiota– le siguió Sasha.

I miss herDonde viven las historias. Descúbrelo ahora