Yoongi despertó solo en la cama, un poco desubicado por los recuerdos de la noche anterior. Jungkook, por su parte no estaba en la habitación así que enseguida lo llamó.
—Asómate a la ventana.—Dice al otro lado de la línea telefónica.
Yoongi hace caso y es momento en el que se encuentra a Jungkook con pantalones deportivos y sin camiseta.
—Estaba haciendo ejercicio. Ahora subo con el desayuno y hablamos. ¿Dormiste bien?
—Sí...
—Genial. Ahora te veo.
Yoongi vio al chico cuando colgó la llamada e intentó contactar con Hoseok pero el chico seguía sin dar señales.
Cuando el florista llegó, dejo a Yoongi desayunando solo, pues él se iba a duchar y porque después de todo lo que hicieron ayer, se sentía avergonzado de ver a Yoongi.
Sin embargo, no pudo prolongar el enfrentamiento, pues Yoongi lo esperaba sentado en la cama.
—¿Qué has pensado hacer?
Jungkook se queda quieto.
—Hace tiempo que salí del servicio militar. Y no he entrenado mucho desde ahí, mucho menos manejado armas o luchado cuerpo a cuerpo. Se que puedo recuperar en pocas semanas mi condición física. Pero no podemos hacer esperar a Jimin...
—Exacto. —Dice Yoongi. —Debería ir yo primero y tranquilizar el ambiente.
—Y reclutarme...—Dice Jungkook. —llegaré a ti, y tendrás que hacer lo que sea que hagan para reclutar gente. Y lo harás, de esa forma será como si fuera parte de ustedes.
Yoongi se queda pensativo mirando a un punto fijo en la pared, cuando se ríe.
—Jungkook, te van a reconocer. Si saben o recuerdan al chico de la floristería, irán a por ti y ya.
El florista se queda cruzado de brazos aún con la toalla envuelta en su cadera.
—Aunque...creo recordar quienes eran. Yo me encargo.
—¿Qué les harás? Mejor no quiero saber.
Yoongi de pasa el dedo por el cuello y Jungkook se queja.
—Son pura mierda. No te lamentes.
•••
Yoongi dejó a Jungkook en la estación de tren. Pues, tras hablar, Jungkook sugirió marcharse a Busan para mantenerse lejos del radar, durante su periodo de entrenamiento.
Por supuesto, Jungkook estaba sensible al respecto, y lo demostró cuando pidió a Yoongi que se mantenga seguro, que cuide de Jimin y que no haga las cosas solo.
Se besaron y poco después, Yoongi se marchó dispuesto a por fin, enfrentar a su padre y el castigo de este.
Mientras Jungkook, atendía la llamada de Seokjin quien no había dejado de llamarlo.
—¿Oye? ¿Jungkook? Por fin contestas idiota, ¿dónde estás?
—Hyung...voy rumbo a Busan. No te preocupes.
—¿Qué? Aigooo, mocoso, te vas sin avisarme. ¿Qué voy a comer?
Jungkook se ríe por la espontaneidad del comentario pero luego suspira por lo que realmente va a pasar con su vida.
—Necesito un descanso. Quiero desconectar.
—Pero ¿estás bien? Entiendo que estas pasando por mucho en estos momentos por la floristería y por Jimin. Pero, siempre podemos empezar de nuevo. Te ayudaré. No te preocupes. Y encontraremos a Jimin, ¡ya lo verás!—Jungkook se queda en silencio y Seokjin se pone nervioso. —¿No harás ninguna tontería, verdad? Kook, contesta. Me preocupas.
—Estoy bien, no te preocupes. Quiero buscar a Jimin, por eso estoy en Busan.
—¿Crees que esté ahí?
—No lo sé. Pero lo buscaré.
—Por favor, cuenta conmigo si me necesitas para lo que sea. ¿Está bien?
—Sí, Hyung.
Y la conversación no dura mucho más porque Jungkook esta llorando mientras se aleja en el tren.
Después de la vida con sus padres, había deseado vivir una vida tranquila, sencilla y feliz, y saber que ahora le tocaría hacer cosas que no estaban acorde a su moral, le hacían sentirse decepcionado de si mismo.
¿Pero que podía hacer? Jimin era su amigo, lo quería y era una persona que no merecía nada malo. Y luego, por supuesto, estaba Yoongi.
Alguien que parecía haber sido forzado a una vida cruel.
No pensaba que él pudiera salvarlo, o algo así, pero no se sentía bien dejándolo a su suerte cuando ya le estaba demostrando sinceridad y un cambio.
Ahora, solo esperaba, ser apto. Y darlo todo.
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Flor Prohibida | Kookgi
FanfictionJeon Jungkook había abierto su pequeña floristería, expectante de tener sus primeros clientes, cuando un hombre, menudo y cubierto hasta el rostro, entró. Sin embargo, no podría imaginar incluso en ese momento en el que decidió hablarle, que aquel h...