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Jimin se habia vuelto a escabullir para encontrarse con Jay quien estaba fumando mientras ve el entrenamiento de Jungkook.

—¿Quién soy?—Jimin susurra en su oído.

—Deberías tener cuidado con estos sustos pude clavarte algo.

—Se qué me viste en el reflejo del cristal de al frente. Ven...—Dice sentándose a su lado tratando de disimular.

Jay no tarda en tomarle la mano y tirar de él para un almacén. Ahí Jimin le abraza pero Jay no quiere eso, así que enseguida lo pone contra la pared.

—Quiero usarte, Regaliz.

—Pero...

—Vamos, se que te gusta. —Aprieta su trasero y se arrodilla.

Jimin se deja acariciar y gime cuando en una estocada lo penetra.

—Ojalá pudiera preñarte.

El pelinegro hace una mueca, sorprendido de la declaración del chico.

—Eres tan apretado...y hoy quiero, hacértelo en el club. Iremos a La Perla, porque quiero usar contigo un sofá rojo, quiero que no lleves ropa interior y que me esperes porque voy a destruirte...

A ese punto Jimin ya no esta cachondo, si no que tiene miedo. Bastante, a decir verdad.

—No me gusta la brusquedad...

—No me importa.

Jimin le hace para atrás y nota que la mirada de Hoseok es muy distinta a la que usualmente le regala.

—Jay...¿Jay?—Jimin le toma de las mejillas y apega sus frentes.—No digas esas cosas tan de repente, me asustas.

—Lo siento.—Dice ido de sí mirando como el cuerpo de cintura para abajo de Jimin está desnudo y el chico se ve como un animalito desamparado.—P-perdóname Jiminnie.

—E-esta bien.—Le abraza y se esconde en sus brazos.

Mientras Jungkook ya tiene diez tatuajes más y está feliz con ellos. Esta vez es Yoongi quien lo acompaña y cuando salen es el pálido en ofrecerse de llevarlo en coche. Hacen el recorrido por donde antes estaba su floristería y llegan a ver a Seokjin a lo lejos.

—Seokjin se ha dejado barba...

El mayor nota la mirada a lo lejos y los busca pero ellos se ocultan.

—Lo extraño...

Cuando regresan al distrito sintiéndose raros por la realización del lugar al que regresan, Yoongi le informa que Jungkook por fin puede involucrarse en las acciones del grupo para demostrar su valía y acercarse a su padre.

—Te veo en el club. Tendré mis ojos en ti, a la primera que necesites mi ayuda, házmelo saber ¿sí?.

Jungkook asiente enseguida.

—Yoongi-ssi...saca tiempo para mí, por favor. Muero por besarte de nuevo.

—Y yo. Jungkook. Resalta hoy, y aceleraré el proceso para que tengas una habitación para ti solo.

Jungkook asiente y se baja del coche.

Al llegar al dormitorio compartido uno de los chicos comentan que lo han visto con Agust, y empiezan a meterse con él como han hecho desde que puso el pie en ese lugar.

Aunque Jungkook en ningún momento se ha quejado, las personas de esa casa compartida se han metido con él. Han roto sus pertenencias, jugado bromas, burlado e insultado.

Flor Prohibida | Kookgi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora