Jimin abraza a Namjoon.
—Pero eso va contra tus principios Hyung. Tu siempre has querido ayudar a los demás y por nuestra culpa vas a acceder a muchas cosas. —Dice Jimin con los ojos llenos de lágrimas tras enterarse de que la razón por la que está en esa fiesta es porque Namjoon se ha enterado de que parte de la policía y altos cargos son conocidos -si no- amigos del Señor Min y su organización criminal.
Por supuesto Jimin sabía parte de esos contactos, pero como Namjoon siempre había estado al margen por ignorancia y desconocimiento por su buena moral, pues nunca imaginó que se involucraría.
—Solo quiero que ustedes estén bien.
—En especial Kook...¿cierto?
—No sé de que hablas. Los quiero a los dos por igual, y solo quiero que mis hermanitos estén bien.
—Gracias por todo Hyung.—Lo abraza nuevamente y Namjoon acaricia su espalda.
[...]
Jungkook está entre la multitud, viendo como los conductores se preparan. Le gustaría ir hasta Yoongi para decirle que no conduzca pero no sabe como llegar hasta él que está rodeado.
Así que en cuanto ve a Jimin le pide que se acerque a su novio para pedirle que no conduzca y cruzan miradas a lo lejos.
El pálido asiente.
—Que mi lugar lo ocupe Hoseok. Yo paso.—Dice en dirección a su padre.—Oh que lo haga Mingyu, él es tu hijo favorito ¿no? Aunque sea un bastardo.
Mingyu acepta solo porque no quiere que el Señor Min vaya contra Yoongi.
—Mucha suerte Hyung. Ve con cuidado. ¡Fighting!—Jungkook se acerca al coche de Taehyung.
—Esto es pan comido. Espero...—Se ríe. —Volveré chicos, apóyenme.—Dice cuando Jimin y Jungkook están nerviosos ante su coche.
Cuando la carrera inicia, Jimin se voltea a ver a Jungkook.
—Namjoon Hyung se ha infiltrado. Dice que la policía también esta metida en cosas turbias con el padre de Yoongi Hyung.
—No puede ser. ¿Enserio? Algo supe, porque Yoon me dijo al principio de todo que su padre tenía gente importante de su lado. Pero no esperaba que también competiera a la oficina de Hyung.
—Ya. Me da mucha pena, sabes lo que Namjoon Hyung ama su trabajo, y debe estar decepcionado de que su mentor y jefe estén metidos en esto. Sabemos cuanto le ha costado llegar a donde está y que siempre ha querido ayudar a las personas y ser justo. Se le veía raro...
—¿Lo viste?
—Sí. Hace un rato estaba por aquí. Había venido a entregar algo al padre de Yoongi por parte de la oficina de policía. Pero se marchó enseguida.
—Tengo verlo y agradecerlo. ¿Me puedes cubrir?
Jimin asiente pero pronto Yoongi llega a donde están ellos.
—Ten. Guárdalos de nuevo.—Dice Yoongi entregándole la caja de cigarros a Jimin. —¿Vamos a ver las carreras?
Jungkook lo mira, y Yoongi le pone la mano en el hombro.
—Intenta mantener las manos lejos de sus hombros, alguien puede sospechar.—Dice Jimin.
—¿Por qué no cierras la boca? O la llenas con la polla de Hoseok. —Dice Yoongi y Jungkook abre los ojos.—Aigooo solo bromeaba. No me mires así.
Jungkook eleva las cejas y hace un ademán.
—Esta bien. Perdón, Jimin.
—Eres un maldito idiota. No se como puedes gustar de esto.—Dice Jimin mirando a su mejor amigo.
Y se va de su lado.
—Te pasaste.
—Ya me disculpé. ¿Quieres que nos escabullamos ahora que nadie nos ve?
—No. Quiero saber si Taehyung Hyung necesitará algo.
—Aigoo...bien. Me quedaré. ¿Te apetece que durmamos juntos hoy? Podríamos jugar de nuevo y ...
—¿Quieres repetirlo?
—Claro que quiero. Tu culo se siente increíble. —Dice y Jungkook le da un codazo por lo alto que suena su voz.
Mientras, a la distancia los siguen fotografiando juntos.
Al final, Yoongi se sale con la suya y se lleva a Jungkook de la fiesta y terminan en el coche teniendo besos. Luego van juntos al antiguo departamento de Yoongi y se acuestan de nuevo.
Yoongi es mas duro esta vez y sigue sus impulsos. Y Jungkook no lo detiene porque le encanta.
—Eso estuvo ...increíble.—Dice jadeando.—¿Cómo puede ser que lo hagas tan bien si a penas es tu segunda vez follando?
—Fuiste un buen profesor. —Dice colocando el mechón de pelo detrás de su oreja para luego besar sus mejillas. —¿Qué deseas Jungkook?
—Que me abraces toda la noche. Eso quiero.
—Eso lo haré, pero me refería a cuando todo esto termine. ¿Qué te gustaría? ¿Abrir tu tienda de nuevo?
—Quisiera tener una casita en las afueras, o en Busan. Mi ciudad natal. Y dedicarme a cultivar flores...tener un hermoso jardín. Y tal vez un perrito. O dos. No lo sé. Y que estés a mi lado, que encuentres algo que te guste hacer y que vivamos aunque con poco, pero felices. Eso es lo único que quiero...
—Me gusta. Cumpliré ese sueño, te lo juro.
Jungkook lo mira cuando dice eso y sonríe para levantar su mentón y besarlo.
Así, se pone a horcajadas y vuelven a compartir besos que suben poco a poco la temperatura hasta que sus respiraciones pesan y Jungkook frota ambos miembros poniéndolos duros.
—¿Me puedes hacer el amor de nuevo? —Dice Jungkook mirando de soslayo que ya son las cinco de la mañana.
—Enséñame como hacerlo, como cuando tu me lo haces a mí.
Jungkook asiente y guía los besos de Yoongi por todo su cuello y lo hace bajar. Luego se besan nuevamente en la boca y pide las caricias de Yoongi en sus zonas mas sensibles, para al final sentir como sus miradas se entregan al igual que sus cuerpos.
Esta vez todo es mas pausado y cuidadoso e igual de placentero.
No duran mucho hasta caer rendidos y dormir hasta las ocho de la mañana cuando ya se separan y Jungkook, muerto de sueño, se va a entrenar y lo regañan por ir lento.
—Todos, firmes y ni una palabra. El Señor Min está aquí.—Dice Jackson a todos los que están entrenando.
Jungkook enseguida deja las pesas y se une a la fila que hacen todos los demás chicos.
—Que el Gusano me espere en la sala silver. Me lo traes tu mismo Jackson. Por cierto ¿has visto a Yoongi?
—He visto a Agust, fue con Mingyu a presentarlo con los del ayuntamiento.
—Bien. Mandaré a Jay para que se ocupe de ellos.
Cuando se va, los chicos siguen su entrenamiento salvo Jungkook quien es llamado por Jackson.
—¿Qué has hecho Jungkook?
—¿Eh?
—El jefe quiere que vayas a la sala silver.
—¿Por qué? ¿Qué hay en esa sala?
—Esa es la sala de tortura del Señor Min.
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Flor Prohibida | Kookgi
FanfictionJeon Jungkook había abierto su pequeña floristería, expectante de tener sus primeros clientes, cuando un hombre, menudo y cubierto hasta el rostro, entró. Sin embargo, no podría imaginar incluso en ese momento en el que decidió hablarle, que aquel h...