Lyra Malfoy

Capitulo 52

En el espejo me veía a mi yo toda asfixiada por el corsé que estaba llevando, la chica detrás mío podía hacerme notar que esto no era un sueño, si no que estaba sucediendo completamente y en unos minutos tendría que bajar a ver un montón de familias sangre pura que no me interesaba saludar ni entablar una conversación con ellos, a parte de que seguro invito a gente que ni conoce. El vestido que llevaba no era feo, salvo que me vería igual que todos los invitados, ropa negra y todos con sus sonrisas artificiales, fingiendo que todos se caen bien, cuando en realidad se llevan pésimo todos.

-Daphnee!!- la voz de Astoria resonaba en la puerta de mi habitación, haciendo ver a mi hermanita, con un vestido como el de todos negro liso y el cabello en bucles definidos. Detrás de Astoria entraba Lyra con un vestido también negro, pero este es mas entallado que el de Tory, donde también tenia un poco de encaje en las mangas largas y media coleta alta.- Estas hermosa!!.

-No respiro y el color parece de un funeral.- la mucama se fue dejándonos a las tres solas en la habitación conmigo a medio vestir y sin el cabello preparado. Quería hundirme en el sillón de mi cuarto y desaparecer para no bajar nunca ahí.

-Vamos, te falta solo la falda que va arriba de esta y los guantes, junto con el cabello que esta hecho un desastre.- Tory quería ayudarme y darme ánimos, pero yo no quería ayuda ni tenia ánimos para hacer nada.- Es solo unas horas y Theo se va a quedar contigo cuanto necesites, y nosotras estaremos pendiente de ti por las dudas que no puedas mas.- Me trajo la falda larga estilo princesa y la pasó por arriba de mi cabeza para luego atarla a mi diminuta cintura. Mientras Lyra estaba en una esquina trayendo un poco de maquillaje para retocarlo pero al ver como mi amiga rubia con un simple movimiento de mano me hizo unos bucles perfectos, se me habia ocurrido una idea muy loca. Me levanté de pronto dejando a mi amiga y mi hermana confundidas, sin entender nada y entonces rebuscando en mis cajones del armario me encontré con una tijera grande.- Daphne? Daph no hagas ninguna locura!!.

Pero con el primer tijeretazo corte el mechón largo de mi cabello rubio virgen y vi como caía al suelo, salvo que lo que mas me impresionó fue que seguí cortando importándome poco las caras de sorpresa de ellas dos y como los mechones no paraban de caer sin cesar.- Ya nadie me podrá controlar.- tomé el otro lado de la cabeza para seguir cortando el pelo, tratando de que quede lo mas parejo posible y así terminar con esto de una vez por todas.- Ya no seré la hija domable ni lo que ellos esperan que sea.- dejé la tijera en el lavabo para tomar la falda grande y dirigirme hacia mi amiga, se le notaba la confusión y el atrevimiento de pronto que tuve.- Lyra sabes como cambiar de color algo?- con su boca un poco abierta asintió levemente. Una sonrisa malévola se formó en mi rostro viendo como se intrigadas ante mi pregunta.

-Que harás Daph?- mi hermana se acercó tomándome de los hombros para que la mirara directo a sus ojos que todavía estaban sorprendidos y anonadas.

-Voy a dar un excelente show, en donde hablaran por semanas de nosotros y así por fin les haré saber a nuestros padres que yo no soy la misma de antes.- las miré a ambas con lentitud.- Me pueden ayudar?- mi pregunta salió un poco como suplica pero en estos momentos me importaba un carajo. Se miraron entre ellas cruzando miradas, como si estuvieran hablando mentalmente para luego darme  la aprobación y así empezó la magia.

Me emparejaron el pelo y crearon hondas sueltas y relajadas por todo el cabello. Y lo que más estaba esperando Lyra lo hizo realidad, el vestido que antes era negro, ahora se había cambiado a amarillo mostaza. Es hermoso simple, brilloso y con un escote como corazón, a la vez me puse los guantes largos del mismo color.
Me miré en el espejo de vuelta y ya no me sentía como cuando me pusieron el corsé por primera vez, parecía otra persona y me quedé fascinada.- Te queda demasiado bien ese vestido, mejor que el negro.- exclamó Lyra con la sonrisa de oreja a oreja. Mí hermana a pesar de que lo trató de ocultar se le escapó una lágrima silenciosa y yo solo pude tomar una de sus mejillas acariciando la suavemente.