capítulo 38.

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Eran las seis de la mañana y Hanbin había despertado, aún no se le baja del todo el efecto del alcohol, observó por un rato el precioso rostro de Zhanghao, parecía un angelito cuando dormía y era tan bonito qué Hanbin no puedo evitar sonreír ante aquello. Se levantó con cuidado de no despertarlo. Aún con el torso desnudo saco un cigarro de los bolsillos de su chaqueta y abrió la ventana para comenzar a fumarlo y qué el aire no quedara atrapado en la habitación. Comenzó a recorrer la habitación de Zhanghao con la mirada hasta qué sus ojos toparon con dos peluches, estaban a un lado de su espejo a diferencia de los otros qué se encontraban todos en su cama, uno de ellos era él qué Yujin le había regalado en su presencia burlándose de él y el otro también se lo había regalado el día que fueron al parque de diversiones pero eso Hanbin no lo sabía. De repente le entró muchos celos de qué Zhanghao guardara aún ese estúpido peluche, apagó su cigarro y lo tiró por la ventana para dirigirse hasta el peluche, lo tomó con sus manos y justo en ese momento Zhanghao despertó, abrió los ojos con dificultad pero cuando logró abrirlos bien observo como Hanbin llevaba su peluchito hasta la ventana, se levantó rápidamente y le detuvo.

—¿¡Qué haces, Hanbin?!—le preguntó mientras le arrebata el peluche.—¿Por qué ibas a tirarlo?

—Por qué si.—contestó con el rostro serio.—¿Por qué aún guardas esto? ¿Tanto te importa qué te lo haya dado ese imbécil?

—¡Es un regalo y es bonito!—contestó escondiéndolo detrás de él.—¿Dónde esta él otro?—miró rápidamente y lo vio en el lugar donde lo había dejado.

—¿Ese también te lo dio él?—preguntó muy enojado y se dirigió agarrarlo.—No quiero qué tengas esto Zhanghao.

—¡Dámelo Hanbin!—estiró el brazo para arrebatárselo, pero no lo logro y solo hizo qué soltara el de cereza y él peliazul lo tomó rápidamente.

—¡No quiero qué tengas esto!—le gritó.—¿No entiendes?—comenzó a buscar como loco algo entre los cajones, finalmente encontró la tijera que buscaba y con ella rompió los peluches sin importarle qué Zhanghao le pidiera con lágrimas qué se detuviera.

—¡No Hanbin, deténte!—aquellos eran muy importantes para él, se los había regalado Yujin con todo su corazón y él prometió cuidarlos.

Hanbin estaba cegado por él enojo y los celos, no soportaba el hecho de qué Zhanghao guardara con tanto cariño algo de ese imbécil, arrojó los pedazos rotos por la ventana y luego se sentó en la esquina de la cama, pasó las manos por su rostro y cabello con desesperación.

—Deja de llorar.—le dijo al pelinegro.—No es para tanto.

—¿Por qué eres así, Hanbin?—preguntó secándose las lágrimas.—No debiste hacer eso, ¡no tenías derecho!

—¿Tanto te importa ese chico, no es así?—se acercó hasta él.—Pues por qué no eres su estúpido noviecito y ya.

—No quiero ser su novio.—le dijo con desesperación, no quería qué terminara con él.—Yo te amo a ti.

—Entonces deja ya de llorar.—respondió con molestia.—Demuestra qué me amas.

—Esta bien, Hanbini.—bajó la mirada.—Discúlpame.

La madre de Zhanghao tocó la puerta y enseguida este entró en pánico, si veían a Hanbin dentro le castigarían de por vida.

—¿Zhanghao, esta todo bien?—preguntó a través de la puerta.—Escuche qué hablabas con alguien.

—¡Si!—contestó de inmediato.—Estaba hablando con Matthew por teléfono.—¡Todo bien!

—Bueno.—dijo ella convencida.—Nos iremos en un rato, ya qué estas despierto baja a despedirte.

—Ahora voy.—contestó y oyó como los pasos de su madre se alejaban.

Soltó un gran suspiro de alivio, entró al baño y se lavó los dientes. Sin cambiarse la pijama bajó para despedirse de sus padres, no sin antes advertirle a Hanbin qué no bajara.

—¡Los amo, suerte en el trabajo!—les dejó un beso a cada uno en la mejilla.

—Nosotros a ti.—contestó su madre con una sonrisa.

—Suerte también en la universidad—dijo su padre y Zhanghao asintió, después se despidieron y se marcharon. Subió de nuevo hasta su cuarto y no encontró a Hanbin en la habitación, abrió la puerta del baño y escucho el agua caer de la regadera, él se estaba bañando.

—Falta poco para qué las clases empiecen.—avisó—Obvio qué iras ¿no?

—No.—respondió Hanbin a través de la cortina de baño.—Tengo resaca.

—Esta bien, entonces date prisa.—pidió.—Debo tomar una ducha antes de irme.

Zhanghao no estaba del todo bien, sentía un nudo en la garganta por lo qué Hanbin había hecho, realmente quería llorar, eran muy especiales los regalos de Yujin, pero no quería qué su novio se enojara más. Así qué decidió ignorar ese dolorcito que sentía en el corazón.

—No vayas a la universidad.—habló Hanbin sacando a Zhanghao de sus pensamientos.—Quedémonos aquí.

—Tengo que ir.—respondió mientras agarraba la ropa qué iba a usar.—No puedo faltar.

—Vamos bebé.—dijo tratando de convencerlo.—Veremos películas, dejaré que pintes las uñas, qué me pongas mascarillas, no se. Lo qué tu quieras.

Zhanghao río por aquello, realmente la propuesta era tentadora. Lo pensó unos segundos, ¿Qué más iba a pasar si faltaba solo una vez?

—Esta bien.—contestó y Hanbin le dió un pequeño beso en los labios.—Pero si tengo qué tomar una ducha.

—¿Quieres qué yo te bañe?—le miró con picardía y Zhanghao soltó una carcajada por los nervios.

—Te vas a mojar y ya te has bañado.—contestó.

—Entonces solo déjame verte.—sonrió.—¿Si?

Zhanghao asintió y entró al baño, tras de él iba Hanbin, quién agarró sus hermosas caderas y pegó su cuerpo al suyo, comenzó a besarlo suavemente y chupar sus labios con tanta calma, le quitó la delgada camisa de pijama y después hizo lo mismo con el short de tela, cortó con el beso y se sentó en el retrete con la tapa bajada, solo quería observar su lindo cuerpo.

Zhanghao entró a la ducha completamente desnudó, abrió la regadera y el agua comenzó a caer por todo su cuerpo, mientras tanto Hanbin lo miraba con mucha atención, le encantaba ver su hermosa figura, definitivamente jamás se cansaría de admirar lo hermoso qué Zhanghao era.

—Me pones nervioso.—dijo Zhanghao al ver cómo Hanbin lo miraba sin apartar la vista ni un segundo.

—Me encantas tanto.—confesó y Zhanghao se sonrojó, estaba comenzando a sentir pena.—¿Puedo entrar contigo?

—Pero...—trató de buscar una excusa.—Ya te has bañado.

—Pero no contigo.—se despojó de toda su ropa y se metió dentro de la ducha, acorraló hasta la pared a Zhanghao y comenzó a besarlo mientras el agua caía sobre sus cuerpos, por alguna extraña razón ninguno de los dos estaba excitado, Zhanghao solamente sentía amor en aquel momento y Hanbin no sabía exactamente qué era lo qué sentía, pero nunca antes se había sentido así, lo único qué quería era besarlo y llenarlo de caricias. Y así fue, sus manos recorrieron todo el cuerpo de Zhanghao, lo acariciaba y en momentos daba ligeros apretones.

Hizo algo qué jamás en sus 21 años de vida creyó hacer, tomó la esponja y le echo jabón en líquido para comenzar a pasarlo por toda la espalda de Zhanghao y seguidamente por todo su cuerpo, mientras le dejaba uno qué otro beso en los labios. Cuando el agua retiró todo el jabón, Hanbin llevó sus labios al hombro de Zhanghao y comenzó a besarle, dejó una fila de besos hasta llegar a su cuello y mentón, Zhanghao tenía los ojitos cerrados disfrutando de aquello.

—Te amo Hanbin.—dijo con completa sinceridad y él peliazul no pudo decirle lo mismo, en su lugar le dió un beso en los labios.

Zhanghao olvidó por completo la tristeza qué sentía por sus peluches y Hanbin por un sólo pequeño momento olvidó que era un jodido "fuckboy". 

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¡gracias por leer!

cherry lollipop ✧ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora