El día que te dije sí (SNReA2)

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Mayte miró la puerta cerrarse, se aseguro con la vista de que su hija estaba profundamente dormida y corrió hasta la entrada, no iba a dejarla irse así. Fernanda era una adulta y se supone que responsable también pero cuando algo le molestaba o le dolía nunca se detenía a pensar en las consecuencias de lo que hacía y la rubia no pensaba dejarla subirse al auto en ese estado, jamás lo había hecho en realidad...

Abrió la puerta localizandola enseguida sentada en uno de los escalones del pórtico y el alma le volvió al cuerpo cuando la sintió a salvo. Camino con pasos rápidos hasta ella que la miro automáticamente al escuchar el ruido de sus pisadas y se puso de pie dispuesta a salir del lugar.
May fue más rápida, la tomo con determinación del brazo y tiro con la fuerza necesaria de ella hasta tenerla acorralada contra la pared.

Fernanda abrió los ojos sorprendida, May, la de antes,jamás hubiera corrido a buscarla luego de una discusión, es más, era capaz de mandarla al diablo desde el marco de la puerta antes de cerrarsela en la cara  y con las llaves del auto en la mano.

-Fer: May sueltame!-le exige intentando safarse de su agarre aunque ya no tenía fuerzas para hacerlo en realidad- No tienes derecho a retenerme aquí!

-May: Soy tu esposa y la madre de tu hija y no pienso soltarte hasta que no me  escuches!-le asegura soltando su brazo apenas,no quería lastimarla ni nada parecido solo retenerla en el lugar hasta que estuviera apta para manejar-

Fernanda intento salirse de dónde estaba pero May pego su propio cuerpo al de la morocha antes de tomarle el rostro por el mentón y besarla con fuerza. La menor forcejeo con ella  hasta que la mano desocupada de May la tomo por la cintura despegandola de la pared y tirándola contra su cuerpo.
Fernanda cedió al contacto con la  otra y solo ahí May disminuyó la intensidad del choque de sus labios, pasando de la exigencia a la ternura en cuestión de segundos y Fer se dejó desmoronar entre sus brazos.

May la sintió flaquear y luego el beso se volvió salado por las lágrimas de la morocha sobre y entre sus labios, se separaron apenas y Mayte la ayudo a sentarse en el suelo junto a ella sin dejar de abrazarla.

A veces es necesario romper, derrumbar y arrancar de cuajo los cimientos de una casa para poder volver a construir sobre ese terreno que aunque pasen miles de años, siempre será en esencia ideal para edificar encima o para plantar una plantita.

Isabel freno en seco en la puerta del garaje y sonrió apenas frente a las vistas al igual que su esposa a su lado que no dudo en tomarle la mano con cariño. Se miraron intentando decirse que ellas no querían jamás llegar a romperse de aquella manera y juntas bajaron del auto haciendo el menor ruido posible.
Joss había quedado en dormir dónde su padre asique Isa que estaba cerca del canal no dudo en recoger a la castaña que tenía por pareja.

Mayte le recorrió cada hueso de la columna con el mayor amor posible en su cuerpo, la sostuvo contra su cuello dónde Fer había buscado refugiarse.
Estaban en una posición incomodisima, Fer había quedado sentada/acostada entre las piernas de May quien estaba apoyada contra la pared sosteniendo a la otra entre sus brazos. Al rato les dolería hasta respirar y eran conscientes también de que estaban a plena vista de cualquiera que pasará pero cuando de amor se trata lo demás no importa tanto.

Las dos dueñas de casa pasaron en silencio frente a ellas y May le pidió con una seña a su hermana que se fijará la niña cosa que la otra no dudo en asentir saliendo del lugar.

La rubia la sostuvo con la fuerza que ni ella sabía que tenía para hacerlo bien apretada contra su cuerpo y Fer se dejó abrazar porque la había necesitado tanto que por un rato solo quería olvidarse de todo lo ocurrido minutos antes.
May le acaricio la espalda, los brazos delgados y sin saber en qué momento sus ojos habían tomado vida propia y le estaban limpiando el miedo que se permitió sentir.

Un toque de locura (MayFer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora