Todo por amor

612 17 17
                                    

A lo largo de la vida las personas solemos atravesar diferentes etapas en la que aprendemos diferentes cosas o suelen ser momentos que nos ayudan a ir formandonos como personas, de a poco y una de las más importantes puede llegar a ser la adolescencia.

En esta etapa normalmente las personas suelen atravesar cambios físicos y hormonales que afectan o incumben de cierta manera en su forma de relacionarse con el mundo, algunos son auténticos y otros terminan creando ciertas mascaritas o personajes para subsistir en un ambiente determinado.

Fernanda pertenecía un poco a este segundo grupo y no por ser falsa o fingir, simplemente que podías encontrar en ella dos personalidades totalmente opuestas cuando del ámbito académico se trataba y cuando estaba en su casa o con sus personas más allegadas que no eran más que su círculo familiar más íntimo (padres y hermanos) y algún que otro amigo, o una en particular, Ale Tamargo con quién se conocían desde la infancia.

Con Fernanda tenías los dos polos opuestos dentro de la misma persona, podía ser la mejor amiga y persona del mundo en algunos momentos pero podía ser lo más arrogante y fría en otros momentos, la cosa era saber ¿Quién realmente era Fernanda Meade?
La chica a la que todo le valía un bledo, a la que los sentimientos le resultaban la bobada más grande del mundo o la muchacha atenta, detallista y romántica del instituto?

La secundaria y el ser parte de... Siempre son como dos conceptos que la sociedad suele relacionar como una imposición, o perteneces a un grupo o sos el/la ratita del curso y la morocha tenía un prontuario familiar en la que su hermana era la sociable y ella la que tuvo dependencia, le costaba socializar y todo eso que no hacían más que desarrollar en ella cierto grado de inseguridad.

Y qué hace la inseguridad en las personas? Los ayuda a aceptarse como son o los obliga a buscar alguna mascarita que intenta reflejar algo que no existe y por eso, Fernanda en la secundaria era la chica border y popular con la que nadie se metía porque no era alguien agresiva físicamente pero sabía cómo rebajarte a nada con una sola mirada. La ley del más "fuerte" le dirían y digo fuerte entre comillas porque en realidad no sé si mantener una actitud siempre a la defensiva es ser fuerte...

En la escuela donde Fernanda cursaba sus últimos años de secundaria, todo el mundo la conocía o al menos conocían esa parte ácida con la que elegía relacionarse con los demás. Y sabían cuándo y como podían llegar a salir ilesos luego de alguna interacción con ella y cuando era mejor correrte de su camino.

Ahora déjenme hablarles de otra jodida situación a la que todos estuvimos expuestos alguna vez y es esa en la que te toca ser el o la nueva del salón o de la institución.

Mayte Lascurain fue la más responsable o dentro de todo, la más aplicada de sus seis hermanos pero a veces el apellido nos condena y ese había sido su caso. Sus hermanas mayores dejaron un prontuario no muy favorecedor en el colegio al que antes iba y la joven colorada era tan sincera y fiel a sus convicciones que una mala jugada de sus compañeras la llevaron a una expulsión directa del colegio de monjas al que sus padres se empeñaron en enviar a sus dos hermanas antes que ella.

Cuando te expulsan de un colegio lo más horrible del sistema de educación es que te tildan automáticamente como conflictivo casi rozando lo sin futuro y te mandan a un colegio cualquiera con gente que no pega en nada contigo y así fue cómo la pobre y curiosa adolescente terminó sentada en el fondo de un salón, en una escuela que no era ni parecida a lo que estaba acostumbrada y con adolescente "problemáticos" como había denominado su preceptora al curso donde tendría que cursar el anteultimo año de su secundaria.

Al entrar a un nuevo lugar uno puede tomar varias decisiones o caminos, o intenta pasar lo más desapercibido posible como fue en el caso de Mayte que se limito a caminar sin levantar la vista del suelo en ningún momento y sentarse en el único lugar libre que había en el salón o bien, buscar ser el centro de atención, cosa que con ella no iba, cuánto más invisible mejor.

Un toque de locura (MayFer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora