"Qué cosa más difícil me has pedido
Que no te vuelva a ver...Confuso, así se volvió todo en la mente de Mayte, había sentido el golpe del otro auto impactando contra el suyo, había escuchado el golpe que los fierros hicieron al colisionar uno con el otro.
Los trozos de vidrio se habían incrustado contra sus mejillas lastimandolas en el proceso, su frente se había golpeado con algo duro que la hizo perder el control de su propio razocinio pero si de algo estaba segura es de haber escuchado el grito desgarrador de Fernanda saliendo de su garganta como si no le importara nada más.Había escuchado su grito y le había dolido en el pecho el desgarro de la garganta de la morocha porque sabía lo que podía doler un grito como ese. Había escuchado su llanto casi sobre su cuerpo y las manos de Fernanda intentado hacerla volver en si. Escuchó su ruego como cercano y lejano al mismo tiempo, como si no estuviera saliendo de los labios de la morocha.
Y la nebulosa comenzó a desprenderla de ese cuerpo con lentitud, casi como si su mente quisiera acostumbrarla paulatinamente al desarraigo y no pudo evitar preguntarse si así se sentía morir. La presión sobre su pecho (la que seguramente hacía el volante del auto) ya no le oprimía el esternón, ya no le prohibía respirar o al menos no sentía la necesidad de llenar de aire sus pulmones. Quizás eso si era el proceso que el cuerpo hace antes de morir por completo se aseguró en esa plena inconsciencia tan inquietante.
Sintió la presión sobre su mano, era el calor de la mano de Fernanda que se negaba a soltarla y la entendió, por primera vez en su vida logró ponerse en los zapatos de la morocha y entender que si ella estuviera en su lugar, tampoco la querría dejar ir, tampoco aceptaría perderla para siempre porque...porque la amaba más de lo que jamás había querido admitir en voz alta, más de lo que nunca pensó que se podía amar a alguien y ahora tenía que dejarla.
...Si sé que mientras más busco el olvido...
La vida era injusta, el amor era injusto y doloroso si las obligaba a irse, si la obligaban a abandonar a la mujer que nunca quiso soltar, a la mujer que jamás iba a dejar de amar y entonces volvió a hacer aquello que no había logrado hacer antes. Entender nuevamente a la morocha ¿Así de impotente se habría sentido cuando dejó el grupo y a ella en consecuencia? Se cuestionó y quizás, si en algún momento se hubiera dignado a escucharla podría saber la respuesta, se reclamo sin querer soltar ese cuerpo del todo.
Fernanda le pedía que volviera, le pedía que abra los ojos contra la piel de su rostro, sentía también como las gotas la golpeaban, las gotas de lluvia que intentaban limpiar el corazón herido de Fer, el que ella no había sabido cuidar, el que le habían destrozado tantas veces sin merecerlo y se preguntó¿Volver a dónde? ¿Volver a qué? Si ya no había nada, si todo estaba en ruinas para las dos.
¿Cómo podían siquiera pensar en un algo juntas si estaban rotas? Si se habían desgarrado, destrozado con saña durante cinco años alejadas y viviendo sus vidas por separado. Si, la noche anterior había estado segura de todo pero ahora no, ahora no podía porque ella no iba a volver. Lo sentia en su piel que había dejado de percibir el tacto ajeno, lo sentía en los órganos de su cuerpo que ya no funcionaban como debían, en su mente que había disociado del mundo, en su alma que buscaba la liberación por fin.
... más te voy a querer...
Y se dejó ir sabiendo que quizás en la otra vida podría volver a buscarla, sabiendo que no iba a descansar hasta encontrarla si fuera necesario, en todas y cada una de ellas...
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Domingo 30 de julio de 1995.
El sol apenas nítido se filtraba por las endijas que la cortina dejaba sin cubrir del living comedor donde Fernanda había decidido la noche anterior colocar el colchón para descansar.
La pequeña y aislada cabaña que había alquilado la morocha estaba en un completo silencio en el que solo se escuchaban los rápidos y silenciosos pasos de Fer en la cocina mientras preparaba el desayuno para May que aún dormía luego del terrible día pasado.
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Un toque de locura (MayFer)
FanfictionSolo algunos relatos de May y Fer, integrantes del grupo Pandora. Están hechos con todo el respeto del mundo y sin ánimos de ofender.