Quiéreme más(+18, p3 de no te pido que te quedes)

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Aviso previo! Esta parte del relato viene intensa (+18) quedan avisadas/os!

No me responsabilizo de sus traumas ja,ja,ja. Espero les guste, las/os leo en comentarios!

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"Estas son mis manos tómalas,
tuyo es mi cuerpo vívelo..."

Mayte la miró a la espera de una respuesta pero esa respuesta no llegó con palabras sino con hechos porque Fernanda rompió con la distancia que las separaba con un par de pasos rápidos. La tomó por la nuca con firmeza y sin despegar su mirada oscurecida por el deseo de la mirada confundida de Mayte, la besó sin titubear ni un segundo cuando la rubia bajó su atención a sus labios esperando con deseo que la bese sin esperar más tiempo.

y haz de mi boca húmeda
el nido de tus ansias locas..."

May abrió los ojos sorprendida al sentirla tan apasionada sobre sus labios (porque realmente no creía que Fernanda fuera a besarla y menos con esa intensidad) pero luego correspondió al contacto cerrando sus ojos entregadisima a lo que fuera a pasar esa noche y le brindó el acceso a la lengua de la morocha que le chupó el labio inferior pidiéndole permiso de ingresar a su boca y recorrerla por entero.

Fernanda la sostuvo contra sus labios sin darse cuenta de que Mayte no tenía ninguna intención de separarse de ella, al contrario. Y sin saber cómo o en qué momento, ya estaban caminando torpemente en dirección a las escaleras y a donde el destino y la pasión las quisiera llevar en ese mismo momento porque  Mayte lo había intentado todo para sacar a esa morocha de su corazón, de su cuerpo y de su piel pero parecía que todo en su vida se empeñaba a llevarla nuevamente a los brazos de Fernanda o quizás era Fer quien se negaba a dejar de volver a ella. En ese momento, daba igual.

La bajita suspiró en medio del beso cuando su espalda chocó contra la pared del primer descanso de las escalinatas y Fernanda aprovechó para separarse de su boca, sonreirle traviesa y agacharse  a la altura de las piernas de la rubia frente a ella sin dejar de mirarla a los ojos. Para que allí, en sus ojos verdes, en sus pupilas dilatadas, Mayte pudiera ver el deseo que la recorría, el amor que la desbordaba cada vez que estaba con ella y sí, las emociones en la mirada de Fernanda no sólo le hizo temblar las rodillas, sino que le removió los cimientos de la pared que May había hecho en su pecho para esconder y reprimir su amor por la rulienta.

Fer metió sus manos por debajo de la remera larga de May, le elevó hasta el borde superior de sus bragas y encajó sus dedos índices en la tirita de la prenda antes de bajarla de un solo tirón. Mayte cerró los ojos con fuerza en anticipación porque sabía lo que seguía, porque sabía lo que Fernanda disfrutaba hacer con su cuerpo cada vez que tenía la oportunidad. Se mordió el labio inferior a la espera del roce de la morocha pero la boca de Fernanda se curvo en una sonrisa cargada de ternura y pasión al verla tan entregada, tan suya como siempre y procedió a besarle la pálida piel de su vientre mientras acariciaba su cadera sin querer separarse de ella.

Cerró los ojos perdida en la piel de Mayte que ya no podía controlar muy bien su respiración, aspiró el aroma a flores del jabón de la rubia mezclado con el dulce propio del cuerpo de Mayte y no pudo seguir con sus besos porque su garganta se cerró como si le hubieran atado un nudo en medio de la traquea y le hubieran pateado el pecho con los recuerdos de todas las noches en las que se había dormida oliendo ese mismo aroma, acariciando esa misma piel. El recuerdo de todas las beses que había besado esa piel hasta el cansancio, hasta llevarla a la cima del clímax para volver a empezar, de a poco y con paciencia, como Mayte disfrutaba a veces o a los arrebatos como solían divertirse otras tantas veces.

Un toque de locura (MayFer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora