Rota (Frente a frente II)

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Aviso importante❗
Hay una parte delicada en este relato.

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Existen en el alma heridas difíciles de sanar y quizas las más pequeñas esconden a las que realmente son profundas y no terminan nunca de cerrar y cuando callamos los dolores parecen no existir hasta que un día solo tienen que explotar para poder preparar el terreno donde puede llegar a brotar la nueva ilusión.

Hay en esta historia un transfondo que no se llegó a conocer nunca en la prensa, el origen y el final de todo lo que el matrimonio Lascurain Meade llegó a representar en algún momento. El después de la tormenta no fue un sol radiante, fue una tormenta aún peor, una que se llevó el resto de amor que aún podía sentir la morocha por Mayte...

El domingo 17 de octubre fue diferente para May, Andrea y Fer, luego de varios años las dos mujeres habían cedido a compartir un día sin ser una cuestión laboral, desayunaron y vieron películas de Disney juntas.
A mitad del Rey león la pequeña se quedó dormida en el pecho de Mayte que miraba atenta la película sentada en el sillón junto a Fernanda que solo las miraba a ellas, los recuerdos de las noches de cuando la pequeña era una bebé de solo un par de meses volvieron a su cabeza.

Andy durmió gran parte de su primer año en la cama de sus madres, recostada siempre sobre el pecho de May, era más grande y cómodo para ella, Fer era un poco más delgada y la niña no tenía un pequeño cuerpecito.
May siempre tenía su mano en la mano de Fer que también descansaba sobre la espaldita de la pequeñita colorada, la rubia era siempre la última en dormir por miedo a que la niña se resbalara de su cuerpo o algo parecido.

Fer las miró nostálgica, en los pocos momentos que estaban las tres juntas parecía que el tiempo no existiera, que el engaño de May nunca existió y que las consecuencias de ello nunca produjeron la ausencia más dolorosa que jamás pensó tener que vivir.
La rubia miro la carita de la pequeñita dormida y besó su frente con cariño, luego subió la vista a la madre de su hija y noto aquel viejo sentimiento que pensó muerto hace mucho tiempo atrás, aún le brillaban los ojos al verla y ella estaba segura de que los suyos nunca dejaron de brillar al observar a la morocha.
May le sonrió apenas y Fer suspiró profundamente mientras intentó acercar una de sus manos al cabello medio naranjita de su niña pero las manos le temblaban, era demasiado para un solo día y la rubia sin necesitar ninguna palabra solo se puso de pie para llevar a la niña a su camita y partir camino a su casa. La situación no tendría un arreglo fácil e inmediato, bueno, si alguna vez lo tenía.

Fernanda la vio subir las escaleras de su propia casa con la peque dormida y aferrada a la remera de la bajita, lograr que se acostumbrase a dormir sin May fue uno de los obstáculos más grandes que tuvo cuando se separaron años atrás y era el día de hoy que aún costaba hacerla dormir sin escuchar la voz de su "mami" al menos del otro lado del teléfono.

Mayte dejó a la niña sobre la cama cuando logró que sus manitos se soltaran de su blusa, beso su frente y la arropo con cuidado, siempre costaba un poco más despegarse de ella.
Suspiró al ver la foto de ellas tres en el primer cumpleaños de Andy, era la única foto que quedaba en esa casa de ellas (al menos hasta el día anterior). Estaban sonriendo ambas, May era la encargada de cargar a la bebé y Fer las abrazaba fuertemente dejando a su retoñito en medio de ambas.

Bajo las escaleras en silencio, Fer ya había apagado la televisión y no estaba en el living, recogió sus cosas con apuro y dejo la casa sin decir nada, ella también necesitaba volver a su eje, sin saber que su eje era lo que dejaba atrás cada vez que salía de aquella casa.

-Fer: Te vas a ir asi?-le dice sentada en el patio delantero de la casa- como un ladrón-se lleva el cigarrillo hasta sus labios y lo retiene allí unos segundos- Como siempre digamos, desmoronas todo y luego te vas

Un toque de locura (MayFer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora