Cuando se ama como tú (lqmthq2)

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El choque de sus labios se volvió pasional,los labios de la castaña la besaban con fuerza, con exigencia como queriendo fundir sus bocas, como si en los labios ajenos estuviera la respuesta a su necesidad agonizante. La respuesta a su calor interior, a ese grito silencioso y desgarrador que anhelaba probar la miel de los labios de Fernanda.

Los ojos de la morocha se cerraron entregándose al contacto con la castaña, era lo que había esperado toda su vida y ahora no sabía qué hacer, no sabía cómo accionar. De la emoción se le había olvidado hasta como corresponder a un beso tan necesitado, tan exigente como el que Mayte le estaba dando.

Sintió como las manos de la bajita se aferraron a su cintura con necesidad y empezó a hacer círculos sobre el hueso de su cadera poniendola más nerviosa. En sus sueños todo parecía más fácil, en su sueño ya estarían caminando con seguridad hasta el sillón del living o hasta su cuarto, se estarían desnudando con rapidez y ella no estaría como una adolescente nerviosa casi como si fuera su primera vez.

La mano que no estaba en su cadera subió hasta su nuca y desde ahí tomo el control de su cabeza para guiarla en el baile de sus bocas unidas, Fer pasó sus manos por encima de los hombros de la castaña aferrándose timidamente a ella y tembló cuando la ropa húmeda entro en contacto con su cuerpo de manera más firme.

May se relajo cuando sintió como la menor correspondía entusiasmada a su toque y entonces invadió la boca ajena para recorrer cada milímetro disponible, cada rincón de la boca de Fernanda. Sus lenguas se entrelazaron de manera sincronizada y su pálida mano soltó la cintura de la morocha para desatarle el nudo que mantenía los extremos de la bata de la otra juntos.

Fer le acaricio la mejilla sin separarse de su boca y un gemido se ahogo en su garganta cuando sintió como la bata se caía de su cuerpo y la dejaba con su conjunto de piyama que consistía en una remera de breteles finitos color vino y un shorts de la misma tela que apenas le tapaba lo justo y necesario.

La fría e inquieta mano de la castaña entro en contacto con la tibia piel de la morocha y Fernanda salto al sentir el contraste de su calor interno, la tibieza de su cuerpo y el frío contacto de la bajita. May sonrió en medio del beso y el contacto se rompió cuando Fer no pudo retener la maldición en sus labios.

-May: perdón, perdón!-le pide riendo y Fer la mira negando pero sin dejar de reírse también- discúlpame!

-Fer: por querer congelarme o por besarme?-le pregunta insegura pero sin soltarse de ella-

-May: por haber perdido tanto tiempo!-asegura antes de volver a besarla-

Entre besos intensos, caricias tímidas y suaves fueron entrando a la casa a pasos lentos, sin querer apresurar la unión de sus cuerpos. Las manos de Fernanda se encargaron de quitar del medio la ropa húmeda de May y se detuvo a contemplarla un par de veces sin poder creer que finalmente la tenía entre sus brazos.

Mayte la ayudo a quitarle la ropa y ella se hizo cargo del piyama de Fernanda que ya estaba sobrando cuando llegaron al sillón del living. La recostó con toda la delicadeza que su cuerpo tenía, como si Fernanda se le fuera a romper si no tenía cuidado.

Fer le sonrió enternecida cuando las manos de la castaña la acariciaron con delicadeza, reconociendo su cuerpo, sintiendo la piel desnuda de su torso y vientre con los dedos, despacio y sin prisas.
Sus ojos brillosos se encontraron y se dijeron tanto con la mirada que fue más abrumador que un mismísimo orgasmo.

Se acariciaron, se recorrieron el cuerpo con besos, caricias, mordiscos y ganas. Conocieron y recorrieron cada uno de los rincones de la piel ajena como si fuera lo que necesitaban para vivir, para respirar, para sanar y para sentir.
El primer clímax las encontró entregadas totalmente a la otra, desnudas sobre el sillón frente a todas las fotos, frente a cada momento de sus vidas que se reflejaba en casi treinta portarretratos.

Un toque de locura (MayFer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora