“El exceso de alcohol es perjudicial para los secretos.”~Desconocido.
Mikael.
Esto fue una mala idea.
La peor idea que se me puso ocurrir en la última semana.
O década.
¿Como demonios se supone que yo no me imaginé a Violet todos los días con ese vestido?
Desde que estacione el auto frente a su edificio he estado haciendo uso de todo mi autocontrol para no besarla.
Solo Dios sabía lo mucho que quería besarla.
Ella era hermosa pero con ese vestido era una maldita diosa de ojos esmeralda.
Dorado con lentejuelas ese era el color que brillaba sobre su piel blanca y sedosa, abrazando sus curvas como una segunda piel, mostrando un profundo escote que dejaba mucho que desear ante el estrecho canal que había entre sus senos, corto hasta la mitad de sus muslos gruesos, su cabello castaño enmarcando su rostro y ese maquillaje nude con un poco de negro que resaltaba el color de sus ojos y con esos tacones altos que solo la hacían ver como una reina.
Una jodida reina por la que estaría más que dispuesto a arrodillarme.
Seguí conduciendo por las calles,una mano en el volante y otra en la palanca de cambios, pasaron unos minutos hasta que me detuve en la entrada y les pedí que se adelantaran, si bien el club tenía valet parking necesitaba despejarme de las semejantes imágenes mentales que se estaban creando gracias a mi ínsula y núcleo estriado.
Estacione y fui hasta la entrada para ir a reunirme con las chicas, aceleré el paso un poco disgustado al ver cómo cliff se inclinaba hacia Amelie.
Estuve lo suficiente cerca como para escuchar su respuesta sarcástica —Y yo quiero la paz mundial,ya vez que no todos obtenemos lo que queremos—dijo inclinándose aún más.
Me pare detrás y con toda la gracia que esto me hacía —o sea ninguna—hablé.
—¿Algún problema?—mi voz sonó más dura de lo que esperaba pero no iba a disculparme por ello.
—Ninguno, señor Conti —respondió enderezándose nuevamente.
El me observó, estaba tenso y sabía que apenas hablara se iba a poner peor y por extraño que pareciera me causo satisfacción.
—Entonces puede dejar avanzar a la señorita Strauss—Cliff la miró intentado encontrar algo que le dijera que era cierto, no podía creer que no lo hubiera notado cuando Amelie era la copia de Aidan pero en versión femenina, con elegancia, sofisticación y algo más.
—¿Que...?
—Quizas no me conoces pero soy Violet Strauss,hermana menor del dueño de este club—baje la mirada para observarla y sonreí por dos cosas.
Uno, su estatura no la hacía menos autoritaria, Amelie solo me llegaba a la mitad del pecho pero sabía que podía ser intimidante cuando lo quería.
Dos, su frase era algo icónica.
—Creo que le debes una disculpa a la dama, Cliff—asintió a regañadientes.
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𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬
Random𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐭𝐫𝐞𝐬 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐬𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚, 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐬 𝐚 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐬𝐨𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐩𝐫𝐢𝐨𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬. 𝐍𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐮𝐧𝐨, 𝐜𝐮𝐢𝐝𝐚𝐫 𝐚 𝐀𝐝𝐡𝐚𝐫𝐚, 𝐃𝐚𝐫𝐞𝐧 𝐲 𝐃𝐚𝐫𝐞𝐤. 𝐍𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐨𝐬, 𝐚𝐦𝐚𝐫 𝐚 𝐀𝐝𝐡...