Capitulo 26|

52 6 0
                                    


“Hasta las cicatrices bien curadas vuelven a doler de vez en cuando”


~Desconocido.


Mikael.

6 de noviembre,2015.

Hoy no habían reuniones, me dedicaría a armar el tercer acuerdo prematrimonial para uno de mis más antiguos clientes.

El hombre iba por su cuarto matrimonio y en cada uno los acuerdos prematrimoniales eran más largos, era quisquilloso y por lo mismo debía ser yo quien lo hiciera en su totalidad, además de que no podía dejar nada que en caso de divorcio puedan utilizar como una laguna.

Iba pensando en las clausulas cuando entre en el elevador, iba un poco tarde pero hoy era lo de menos.

Bebí un poco de mi café, mientras subía todo los pisos hasta las oficinas.

Saludé a Luz y a su asistente, por lo que entendí, la chica nueva esta para darle una mano a Luz.

No recuerdo muy bien su nombre ya que la que trata con nosotros es Luz y ella se encarga de pequeños mandados, es algo parecido a Chloe o Claudia, por ahí iba la cosa.

Fui directamente a mi oficina, abrí y me detuve en la puerta, estaba algo sorprendido ante la vista que estaba teniendo.

—Hola—me saludo Violet, raramente tímida.

—Hola—le respondí, mire a los niños que estaban sentados en el piso con los cuadernos sobre la mesa que está cerca del sofá —y hola a ustedes también.

—Hola—dijeron al unísono.

Mire a Violet y ella me hizo un gesto para que saliéramos un momento, asentí pero antes me quite la chaqueta del traje y la dejé doblada sobre el sofá.

Salimos al pasillo juntos, ella dejo la puerta entreabierta para poder mirarlos y yo sonreí ante la suavidad y calidez que emitía su mirada.

—No tenían clases y decidí traérmelos, lamento no haberte avisado y espero que no te incomode.

—Violet, Está bien, no me incomodan, jamás podrían incomodarme, me sorprendí porque es primera vez que los traes a la oficina eso es todo.

—Gracias.

—No tienes que agradecer nada, ¿No te molesta que esté cerca de ellos?

—¿Debería preocuparme?—me pregunto con una ceja enarcada.

—Estamos conociendonos y saliendo juntos...—le recordé, estire mi mano y acaricié su mejilla.

—lo estamos—me confirmó.

—Y me gusta pasar el tiempo contigo pero tú tienes que dedicarles mucho tiempo a ellos, llegará el momento en el que nos tocará convivir...

—Se que eso puede suceder, Mikael, llegará el momento donde deba hablar con ellos, explicarles todo, por tres interacciones no se van a confundir, están por cumplir siete años, ya entienden algunas cosas y será un poco más fácil aún así gracias por preocuparte—me dijo y pude ver la sinceridad en ella.

Ella subió su mano, tomo la mía que acariciaba su mejilla y las entrelazó.

—¿Todo aclarado?

—Como el agua—le dije, mire por la puerta y vi a los niños entretenidos en sus cuadernos,así que para no arriesgarme me incliné y le di un beso rápido.

Ella me miró sorprendida y yo me reí de su rostro perplejo, eso sí no se lo esperó, iba a soltarme un poco y besar a esta mujer cada vez que pudiera.

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora