Capitulo 38|

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—¿Te dolió mucho?

Lo que más dolía era quedarse ahí tendida y permitirle que lo hiciera, pero no lo dije

~El jardín de las mariposas

Contenido sensible proceder con precaución, se mencionan trastornos, abusos, secuestros, entre otras cosas.

Por favor no reportar el capítulo.

Psdt: no soy psicóloga,no psiquiatra pero intenté investigar lo más que pude antes de hacer mención a los trastornos.

Violet.

Ellos son mios y solo míos, nunca insinues o menciones lo contrario.

No respondió.

Esta zona era fría pero no me inmuté ante la corriente de aire que pasaban, ya había sentido un frío peor que este

Pensé en quedarme callada y no hablar pero sentía que sino hablaba me ahogaría.

No lo miré—¿Recuerdas el accidente que te mencioné en nuestra primera cita?

Casi pude escucharlo pensar, intentando recordar.

—Creo que sí, dijiste que no estuviste involucrada—ja. No involucrada.

Fui la maldita protagonista.

—No fue un accidente lo que pasó ahí, fue mi secuestro, desde el día que regrese no he sido capaz de pasar por esa calle, es como si sintiera que al estar ahí volvería a desaparecer—era un sentimiento demasiado invasivo.

—Cumplí los 18 y poco más de dos semanas después....paso todo—una adolescente eso era, tener 18 años no te da una madurez diferente a las de los 17, sigues siendo una adolescente, ese es mi punto de vista—Salía tarde de una práctica y estaba esperando que Angelo fuera por mí, me dijo que estaba en camino así que salí a esperarlo.

—Era tarde, entre las 8 y 11 de la noche no recuerdo bien pero ya había oscurecido y muy pocos quedaban dentro de la universidad—las esquinas de la calle estaban oscuras—espere en las escaleras, hubo algo que me asustó, un ruido creo.

—Un brazo rodeo mi cuello y me puso un trapo en la cara, creo que grité, no estoy segura, no puedo recordar eso bien, todo ocurrió muy rápido, poco tiempo después, lo que descubrí que era cloroformo me dejó inconsciente—el tomo mis manos entre las suyas tratando de detener el temblor que las recorría.

—tal vez unas horas o más, pero fue el tiempo suficiente, cuando desperté lloré tanto, grité tanto que me dolieron los pulmones y la garganta, no porque me habian llevado o porque estaba en un lugar desconocido y pedía ayuda—me aferre a sus manos cuando la presión en mi pecho empezó a volverse insoportable.

—Lo hice porque lo sentí, desde el momento uno, lo noté—trate inhalar entre el nudo de mi garganta y la presión en mi pecho costaba—Mi ropa interior no estaba, me dolía la entrepierna y había una extraña sensación aparte del dolor

—Solo había tenido sexo dos veces en ese entonces, así que no estaba preparada para ese tipo de trato brusco, lo que hizo todo más difícil, la escena se repitió mientras estuve consciente, pero el siempre llevaba algo que cubría su rostro, luche la segunda y tercera vez, él se aferró tanto a mis piernas que dejo cicatrices que aún no se borran.

—Me pidió cantar—me concentre en el gris de las paredes—te hablé de lo mucho que amé la música, fue así hasta que la volvieron parte de mis pesadillas. Lo exigió, no fue hasta horas después que el me coaccionó lo suficiente como para que lo hiciera.

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora