Narrador omnisciente.
Horas atrás.
La tensión era espesa en el oficina, la conversación anterior saco a relucir sucesos que era mejor no recordar y parecía que el mayor de los hermanos era el único que no lo entendia.
Sebastián estaba tenso, desde una esquina de la habitación observaba a Alejandro con furia casi no contenida, las palabras insensibles de Alejandro lo habían hecho sacar cada instinto protector, no podía creer las cosas que había dicho ni la forma insensibl en la que lo abordó.
Aidan estaba procesando todo lo que acababa de escuchar junto con Angelo. Ashley miraba a la nada con ganas de cachetear a Alejandro, su mente repetia las palabras de su mejor amiga una y otra vez, su corazón dolia solo de pensar lo que ella habia tenido que pasar, las heridas que tuvo que soportar y con las que le ha tocado vivir todos estos año.
Alexander estaba en silencio, mil pensamientos recorrían su mente, el respetaba a su hermano pero hoy no iba a quedarse callado, se sentía decepcionado, muy decepcionado.
Se mantuvo al margen por mucho tiempo, sin embargo, estaba seguro que cada persona en la habitación quería golpearlo en este momento.
—¿Estás feliz?—alejandro lo ignoró y dio la vuelta dispuesto a irse pero Alexander lo hizo girarse a la fuerza.
Sosteniendo las solapas de la chaqueta de su traje lo estampó contra la pared —Te estoy hablando, imbécil, ¿Estás feliz?
—¿Crees que lo estoy?—le respondió él con tono duro.
—Deja de ser un maldito cobarde, podías seguir tú maldita vida sin tener que hacer que ella recordara eso—las palabras de su hermano mas cercano le quemaron como las de Violet.
—¿Seguir mi vida?, ¿Crees lo mismo que ella?
—No creo lo mismo que ella, creo lo que he visto.
—No lo puedo creer—¿De verdad la abandone?, ¿Así es como todos lo vieron?, esas fueron las preguntas que recorrieron su mente.
—No estuviste para ella antes, no estuviste cuando te necesitó, así que no esperes que lo haga ahora.
Su hermano menor lo soltó con brusquedad y salió de la oficina azotando la puerta.
Alejandro miro a los demás en la habitación —¿Alguien mas tiene algo para decir?
—Si, Alejandro, si tengo algo para decir—Sebastian se paro frente a él.
Alejandro se tensó, su cuerpo alerta a cualquier movimiento del moreno, era un ex-luchador de peleas callejeras, sin embargo, Alejandro también sabía pelear y eso no sería algo bonito.
—No te quiero cerca de ella a partir de ahora.
—Es mi hermana...
—La saque de ese infierno, Alejandro, no sabes cómo lo hice, pero la saqué, quiero su bienestar y tú no lo eres, si ella está en el elevador espera el siguiente, si está en el pasillo da la vuelta, si está en algún lado no te le acerques, no le hables, no la mires, tu no sabes las cosas que haría por esa mujer y no quieres descubrirlas.
—Eres egoísta, tu orgullo fue más importante que su seguridad, Alejandro. Tu lo sabes y yo también—las palabras de Angelo fueron suficiente para que el saliera de allí sin hablar, ni enfrentar a nadie más
Total, aún le faltaba su mujer.
Mikael.
8 de Abril, 2016.
Observe a la mujer frente a mí, ella preparaba el desayuno de sus tres bebés, bebés que tuvo cuando solo tenía 18 años, niños que cuido con todo su roto corazón.
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𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬
Random𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐭𝐫𝐞𝐬 𝐫𝐞𝐠𝐥𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐬𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚, 𝐞𝐬𝐭𝐚́𝐬 𝐚 𝐥𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐬𝐨𝐧 𝐬𝐮𝐬 𝐩𝐫𝐢𝐨𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬. 𝐍𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐮𝐧𝐨, 𝐜𝐮𝐢𝐝𝐚𝐫 𝐚 𝐀𝐝𝐡𝐚𝐫𝐚, 𝐃𝐚𝐫𝐞𝐧 𝐲 𝐃𝐚𝐫𝐞𝐤. 𝐍𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐨𝐬, 𝐚𝐦𝐚𝐫 𝐚 𝐀𝐝𝐡...