Capitulo 19|

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"Solo quienes se han rodeado de oscuridad pueden ver qué tan brillantes son las estrellas "

~Andrea Suarez

Amelie

El camino al hospital fue silencioso pero estaba lleno de temor como cada vez, nunca he tenido claro mis sentimientos.

Quiero bajar del auto corriendo y ver cómo está pero me da miedo hacerlo y que me digan que no lo logró.

En cada viaje al hospital mi desesperación por llegar se va controlando mientras el temor va en aumento.

No es la primera vez y tampoco será la última.

Cuando el auto se detiene, miro el lugar.

Mi hija está dentro, mi hija vino porque no podía respirar, mi hija pudo no haber llegado a tiempo.

Solté una respiración temblorosa y salí, corrí hasta la recepción,mis pulmones ardían cuando llegue por lo poco acostumbrado que estaba al cardio.

-A-Adhara Strauss,seis años, entro por problemas respiratorios,es castaña, delgada, blanquita,tenía un vestido rosa y el cabello recogido y...y-el miedo a la noticia que me dieran haciéndose paso por cada fibra de mi piel.

-Calmate, cielo, respira-me pidió una enfermera que iba pasando y se detuvo a mi lado.

Respirar, por la falta de ello era que mi hija estaba aquí.

La recepcionista me dio el intento de una sonrisa mientras escribía la información en su computador-Esta en el segundo piso, habitación 904 del área de pediatría, ella está bien, cielo -lleve una mano al pecho y respire profundamente.

Esta bien,mi hija está bien, Adhara está bien,está viva,está bien.

Necesitaba calmarme antes de subir, no podía dejar que ella me viera así.

Escuche unos pasos y alcé el rostro, Mikael caminaba hasta mí a paso rápido -¿Como está?

-Habitacion 904, tercer piso-tomo mi mano y me llevo hasta la zona de los elevadores.

Mientras esperábamos el elevador saco un pañuelo y limpio un poco mi rostro -Se corrió un poco el rimel-me dijo,movió un poco mi rostro a la derecha luego a la izquierda y yo me dejé, deje que pasara el pañuelo por las esquinas de mis ojos, pequeña manchitas negras quedaron en el pañuelo blanco a él le dio igual y volvió a guardarlo en su bolsillo.

Entramos en el elevador, él estaba a poco de conocer a mi hija, lo mire pensando en si dejarlo entrar o no, el debió sentir mi mirada porque volteó hacia mí, verde y gris chocando entre sí.

Su mirada transmitía calma era un poco irónico debido al color gris tormenta de sus ojos,los míos dejaban ver el caos que era en este momento,estos momentos donde mis emociones estaban inestables pero cada una a flor de piel.

-¿Estás bien?

-Lo estaré cuando ella salga del hospital -salimos juntos, la sala de espera estaba casi vacía solo dos personas y la recepcionista.

-Esperare aquí-me dijo antes de caminar a una de las sillas.

Tome uno de los pasillo, eran blancos en su totalidad, la luz fría, el olor a antisépticos no ayudaba a mis nervios ni un poco

Empecé a mirar los números 503,504,505,506. Crucé a la derecha 734,735,736. A la derecha otra vez 901,902,903...

Abrí la puerta, Noely estaba sentada en el sofá con el rostro hundido en sus manos y mi hija estaba dormida con la mascarilla de oxígeno puesta.

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora