Capitulo 23|

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“Intento avanzar pero el pasado acecha, intento ser feliz pero el miedo regresa”

~Anastasia Edevan.


Amelie

19 de octubre, 2015

—¿Que haces?—me preguntaron pero no me moví ni un centímetro, ya no soportaba los cólicos menstruales que me estaban acuchillando el vientre.

No se comparaba ni un poco a las contracciones pero dolían lo suficiente para tenerme acostada en el piso de la oficina porque ni el mueble era capaz de darme una sensación de alivio aunque había intentado encontrar una posición que disminuyera las punzadas.

Agradecí que el piso de nuestra oficina siempre estuviera impecable o no hubiera sido capaz ni de sentarme no soportaba la suciedad en mi cuerpo,ni en algún lugar.

—Esperando la muerte ¿Acaso no se nota?—respondí sin abrir mis ojos.

—Hablo en serio , Violet, ¿Que tienes?—Suspire al escuchar la preocupación en su voz.

—Colicos menstruales—abri mis ojos para ver su cara,me dedico una mirada que reconocí como comprensión y compasión.

—¿Necesitas algo?¿Una pastilla?¿Té de manzanilla?¿Algo?.

—Estoy bien por ahora, gracias por preocuparte, Mikael—Era dulce la manera en la que sabía que ofrecer para este tipo de ocasiones.

Mikael dejo su maletín encima del mueble que estaba en la oficina y caminó hasta su escritorio.

Una hora después en la que el dolor solo se intensificaba y el hacía llamadas ,leía documentos y veía evidencias de su próximo caso mientras yo me mantenía en el suelo. Un dolor agudo llegó a mi vientre y espalda baja, descendiendo hasta llegar a mi entrepierna.

Maldita sea.

Cerré mis ojos con fuerza y solté un pequeño quejido ¿por qué siempre que llegaba debía doler tanto?.

La menstruación no debería hacernos sufrir tanto, Dios mío, la vida es tan injusta.

—¿Segura que estás bien?

No.

—Si,¿Podrías llamar a Luz?,por favor—El salió de la oficina sin responder y con cuidado me levanté del suelo.

Era inútil tomarme un calmante , ningún tipo me hacia efecto a menos que fuera intravenoso.

Pase las manos por la parte trasera de mi vestido como lo hacía siempre que tenía el periodo—era como una manía que tenía—cerré mis ojos con fuerza y empecé a maldecir en voz baja.

Me había manchado el vestido, sabía que no era buena idea usar las toallas debí usar tampones como lo hacía cuando salía de casa.

Este día no dejaba de empeorar y no eran ni las diez de la mañana.

—¿Que pasa, Amelie?—hablo Luz desde la puerta, sentí mi rostro caliente, me sentía avergonzada en este momento,no por ella si no por la presencia de Mikael.

—trabajare desde casa,pasa todo los documentos a mi correo personal ,por favor —No discutió solo asintió y lo anoto en su tableta de pendientes.

—¿Algo más?—Sentí mis mejillas arder con más fuerza cuando hablé.

—¿Tienes un abrigo?—lance una mirada de reojo a Mikael que me miraba extrañado y yo desvíe la mirada.

Cuando logre volver a mirarlo estaba rojito. Logro atar los cabos de esta bochornosa situación—No lo traje, el clima está milagrosamente cálido no lo vi necesario.

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐞𝐥 𝐜𝐢𝐞𝐥𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora