Capitulo 41

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Sábado 16 Octubre 1993

Remus no sabía qué hacer con Sirius, parecía que el pobre tendría un infarto de felicidad en cualquier momento.

El día anterior Sirius y Remus habían sido solicitados en la oficina de Dumbledore por un asunto privado, ambos hombres estaban preocupados temiendo que se tratara sobre el basilisco o sobre Voldemort, todo el personal del colegio había sido alertado cuando severus regresó con la noticia.

Pero el verdadero asunto privado resultó ser la carta de permiso que los padres debían firmar para que los estudiantes pudieran ir a Hogsmeade.
—A pesar de que los padres de Harry son los Cullen, la verdadera firma que vale legalmente en nuestro mundo es la tuya, Sirius —Había dicho Dumbledore.

Sirius había mantenido un semblante sereno, firmó el permiso de Harry y salió junto a Remus.

Cuando ambos estuvieron solos, Sirius empezó a llorar a mares diciendo entre llantos lo orgulloso que estaba de Harry, lo feliz que era de estar en su vida y lo buen chico que era Harry.

Ahora Remus trataba de parar los planes de Sirius, ya que su pareja estaba pensando en llenar a Harry de cosas nuevas.
—No necesita esas cosas, creo que es muy felíz sabiendo que has firmado su permiso, creeme, lo mejor que podrías hacer es seguir haciendo lo que haces ahora.

A regañadientes Sirius accedió.
—Esta bien, mejor estemos listos para ir a Hogsmeade, Harry se verá con los Cullen y sus amigos de la reserva ahí.

—¿Le avisaste, Sirius?
—No, pensé que seria mejor si es sorpresa.

...

Durante el desayuno Harry había recibido una nota de parte de Sirius diciéndole que lo esperara a el y a Remus, quería que los 3 fueran juntos a Hogsmeade y pasaran el día juntos.
No le pareció una mala idea, en realidad le emocionó mucho, miró hacía la mesa de maestros y le dio un asentimiento a Sirius.

—¿Alguna enamorada? —, Preguntó George a su izquierda.
—Presta — y Fred que estaba a su derecha le quitó la nota y bufó aburrido —, Nada interesante, solo Harry siendo el favorito de los profesores.

George y Harry rieron por el comentario nada mal intencionado y siguieron con el desayuno.
Se atrevió a mirar a la mesa de los Revenclaw, pero no vio a Luna. A decir verdad estaba algo preocupado, sabía ahora que los demás estudiantes de su misma casa la molestaban y temía que pudiese haberle pasado algo malo.

se vió interrumpido en sus pensamientos cuando un chico de cabello rubio y apellidado Malfoy se sentó frente a ellos con su desayuno.
George no decía nada, tal vez porque no tenía palabras o no entendía lo que pasaba y Fred igual.

—Sé que es un honor para ustedes convivir conmigo, pero dejen de mirarme así—, A pesar de las palabras un poco altaneras, podía notar que Draco estaba un poco nervioso al estar ahí, ptimero porque no era su mesa y segundo porque todos los demás Gryffindor's lo miraban mal.

Le dió algo de pena, pero en parte sentia algo de admiración hacía Draco por sentarse con ellos aún sintiendo el rechazo de parte de los demás estudiantes en la mesa, así que ayudó un poco—,Escuché que eres parte del equipo de Quiditch, ¿cómo va eso?.

Draco relajó su postura y empezó a comer mientras les conversaba sobre las tragicas habilidades para el quiditch de sus compañeros de equipo, también sobre las veces que había vencido a Gryffindor, en esas partes Fred defendía a su equipo con cualquier excusa y George lo secundaba, sea como sea las cosas estaban mejorando en las relaciones de Slytherin y Gryffindor.

Luego del desayuno se despidió de los gemelos y siguió su camino junto a Draco hacía la entrada del castillo.
—No terminamos de hablar el otro día por el escándalo que hubo en el pasillo —Dijo Draco.
—Tienes razón, ¿quieres que termine de decir lo que quise decirte ese día? —Draco asintió —, Somos muy diferentes, a veces puedo llegar a detestarte por tu altaneria y muchas otras cosas, pero me di cuenta de que en el tiempo que nos conocimos yo no fui mejor que eso, por eso creo que tal vez nos merecemos una segunda oportunidad de conocernos, fui yo quien rechazó tu mano cuando nos vimos en Hogwarts la primera vez, ahora quiero ser yo quien te la ofrezca —, Le tendió la mano —¿Amigos?.

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