Viernes 22 Dic 1995
Al terminar su día escolar, Draco acompañó a Jacob a comprar cosas al pueblo, por lo que Harry regresó solo a casa.
Al llegar vio el auto de Carlisle afuera, se le hizo extraño, ya que el Doctor tenía turno hasta la noche. Entró a la casa y lo vio rebuscando entre las cosas de la sala.
—¿Qué pasa?.Carlisle le sonrió, —Bienvenido a casa, Harry...Es solo que no encuentro mi portafolios, estoy seguro que lo dejé aquí.
Harry asintió y alzó su mano para pronunciar, —Accio Portafolio.
En menos de un segundo el objeto voló hasta Harry; se acercó a Carlisle para entregárselo.
—¿Es este?.El vampiro aún no se recuperaba de su asombro. —Sí, es este, gracias por eso—. Ambos permanecieron en silencio por un instante. —Solo tengo que archivar unos documentos hoy y entregar algo, ¿te gustaría acompañarme al hospital?—.
Harry rio al recordar la última vez que visitó el lugar, —¿Esta vez no van a tratar de secuestrarme?.
Carlisle lo imitó y negó. —No te preocupes, no pasará esta vez —.No dejaré que pase, pero no lo dijo.
Harry asintió.—Bien, solo dejaré mi mochila arriba—. Ascendió por las escaleras para colocar su mochila en la habitación y luego salió de la casa para dirigirse al coche donde Carlisle lo aguardaba.
El doctor comenzó a manejar y, durante el viaje, ambos se mantuvieron en silencio. No había ningún tema en particular sobre el que pudieran conversar y aún no estaban preparados para abordar la conversación pendiente.
Al llegar Harry fue a saludar a algunos compañeros de trabajo de Carlisle, siempre los veía cuando acompañaba a Edward a visitar a su padre, era parte de su trabajo como hijo de Carlisle.
Carlisle se separó para dejar unos documentos a la oficina del director del hospital.
Luego de saludar a todos, se fue a la oficina de Carlisle para esperarlo ahí.
No era nada extravagante, se notaba que Carlisle guardaba sus cosas de mayor importancia en la oficina que tenía en casa; aquí solo tenía un par de fotos de su familia y archiveros.Decidió acostarse en el sillón mientras leía uno de los libros que tenía el Doctor sobre su escritorio, pero sin darse cuenta terminó agotado.
Y esa fue la escena con la que Carlisle se encontró al entrar a su oficina.
"¿Quién tiene el derecho de juzgarte? ¿Quién para decirte cómo actuar o cómo soportar? Ellos no saben lo que es tener el fruto prohibido al alcance de la mano y no poder tocarlo"; esas fueron las palabras de la vidente.
¿Cómo habría sido para Emmet o para Sirius? Ellos tuvieron la oportunidad de encontrar a sus parejas y compartir su vida con ellas. Pero para Harry, que era siglos más joven, las cosas eran diferentes. Quería tocar, pero no podía; quería decir tantas cosas, pero no era apropiado.
Cerró los ojos para tranquilizarse, no era bueno que se dejase llevar por sus pensamientos, a veces hasta la misma consciencia puede traicionar.
...
Cuando Harry despertó pudo ver a Carlisle en su escritorio llenando unas formas, pero volteó a mirarlo.
—Has despertado, he comprado una hamburguesa para ti, quería llevarte al restaurante, pero te vi tan cansado que preferí comprártela y traerla.—Gracias, he despertado con hambre—. Se puso de pie y se fue a sentar frente al escritorio par comer.
—No demoro demasiado, solo tengo que completar esto y podremos ir a casa, pero no le digas a Rosalie que te he comprado una hamburguesa para cenar, me mataría.