𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒳𝒱𝐼𝐼

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Camine hacia él y tome su muñeca. Si dudaba o me ponía a pensar, perdería el control, y él estaría en lo cierto. Quería vivir más de lo que me repelía el pensamiento de beber sangre de vampiro. Jungkook me había encontrado hacia solo algunos días y lo sabía. Gongyoo había vivido conmigo por años y no me había tenido tanto en cuenta como para decirme lo que estaba haciendo.

Cuando mi boca se selló sobre su muñeca cerré los ojos. Fingiendo que era vino. Un vino con un sabor realmente fuerte a cobre. El primer trago me hizo hacer muecas, pero obligue a mi lengua a deslizarse sobre su carne, captando cada gota salpicada. Su mano era fuerte como un roble con todos esos músculos, pero su piel era suave. Tan tibia como mis labios, y cuando recorrí su piel con mi lengua la segunda vez, fue porque no pude evitar darme cuenta de que no tenía el sabor áspero característico de la sangre sobre su piel.

Un gruñido precedió a su mano agarrando mi cabello, jalando mi

cabeza hacia atrás. Los ojos de Jungkook eran verde brillante cuando me miro, su expresión casi amedrentaba debido a su intensidad. Mi boca se abrió, mis labios aún estaban mojados por su sabor, pero no dije nada. Sabía que debía decirle que se detuviera, que se alejara, pero no quise. Cruzo el escaso espacio entre los dos, presionando nuestros cuerpos, levantando la misma mano que yo había lamido. Lenta y deliberadamente, paso su dedo pulgar sobre mi labio inferior, capturando la humedad persistente. Luego llevo su dedo hacia su boca y lo saboreo, sus ojos nunca perdieron el contacto con los míos.

El aliento parecía abandonarme y mi corazón empezó a latir más fuerte. No pude resistirme a poner mi mano sobre su pecho, sintiendo su cuerpo tenso bajo la camisa delicada de color gris. Sus músculos se crisparon como una corriente deslizándose sobre él, y luego su mano se cerró alrededor de la mía. La presiono, centímetro a centímetro arrastrando mi palma sobre su pecho, ascendiendo hacia la suavidad de su cuello y pasando por la seductora barba de su mentón, hasta que finalmente llego a su boca. Mi respiración se hizo más rápida, por estar tocándolo de esa forma y por la mirada en sus ojos mientras plantaba un beso en mi palma, chasqueando con la lengua para separar mi carne.

La puerta del gimnasio traqueteo al abrirse haciéndome saltar como si me estuviera quemando. Jungkook soltó mi cabello, pero no mi mano, y su mirada se deslizo hacia la izquierda con visible molestia.

- ¿Qué? - pregunto fríamente.

Eunwoo se adelantó, echando una mirada a nuestra posición comprometedora. Me aleje con la vergüenza remplazando el deseo que se apodero de mi en el momento en que lamí a Vlad por segunda vez. Yo había accedido a darle a Eunwoo una semana para ver si compaginábamos, pero solo un día después, me había pillado casi besando a su jefe. Puta, me dije a mi misma.

- Tienes visitantes, - declaro Eunwoo. Su cara estaba inexpresiva, pero aun así me moví, tratando de zafar discretamente mi mano de la de Jungkook.

Me dejo ir y encogió los brazos, sonriendo de forma espantosa y placentera hacia Eunwoo.

𝔾𝕖𝕙𝕖𝕟𝕒 ᴷᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora