𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒳𝒳𝐼𝐼𝐼

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La mirada de Jungkook adquirió un tono esmeralda más brillante. Entonces, mi pantalón y el bóxer fueron quitados con el típico sonido del rasgado. Se me cortó la respiración cuando se puso encima de mí, su piel estaba tan caliente que se sentía febril. A continuación, ondas de deseo se apoderaron de mí cuando él acarició mis pezones y los pellizcó. Sus hábiles manos y su musculoso cuerpo enviaban mi necesidad a la desesperación. Acerqué su cabeza hacía él y posé mis labios sobre los suyos, metiendo mi lengua en su boca con una demanda evidente.

Un sonido apreciativo sonó antes de que él chupara y luego arrasara mi boca con besos lo suficientemente duros como para provocar moretones. No me importaba.

Cualquier otra cosa no sería suficiente. Hice un ruido de protesta cuando se apartó, pero me agarró del pelo para evitar que buscara su boca de nuevo.

— Abre las piernas, Jimin.

Mi corazón martilleó ante el explícito mandato, sin embargo, no lo dudé. La mirada de Jungkook se sentía como una marca cuando me miró mientras extendía mis muslos. Se colocó entre ellas, tan rápido, que su caliente pene rozó contra la cara interna de mi muslo.

Luego se agachó y yo cerré los ojos, deseándolo a la vez que me

preparaba para el malestar inevitable. En lugar de lo que me esperaba, su dedo se adentró en mi interior, acariciando y buscando con erótica crueldad. El placer me atravesó, arqueando la espalda y soltando un grito. Jungkook bajó la cabeza y su boca se cerró sobre mi pezón, succionando con tanta fuerza que otro grito se desprendió de mí. A continuación, el dedo comenzó a deslizarse dentro y fuera, a un ritmo que intercalaba mis gritos con exclamaciones cada vez más rápidos. Al mismo tiempo, me chupaba el pezón hasta que latió con la

misma insistencia incesante en mis entrañas.

Me moví sin pensarlo, levantando las caderas al mismo tiempo que él alzaba su mano y apretaba su cabeza contra mi pecho. La humedad cubrió el dedo que había dado la vuelta alrededor de mi próstata con firmes y ondulantes movimientos. Destellos de sensaciones crecieron dentro de mí, haciéndome pasar mis uñas por su espalda. No me importaba electrocutarlo más, no podía pensar más allá de la creciente tensión con cada roce íntimo y codiciosa succión de su boca. Mi sangre retumbó en mis venas, hasta que sentí que mi cuerpo entero palpitaba con pasión. Durante mis jadeos y gemidos, oí la seductiva voz ronca de Jungkook, pero él no estaba hablando en inglés, así que no tenía idea de lo que decía. Luego, su mano se había ido e introdujo algo mucho más grueso en mi centro. Me estremecí al sentirlo, tan caliente, duro, e increíblemente tentador que el placer me hizo gemir.

La mano de Jungkook rozó mi cara y mi pelo antes de deslizarse hacia abajo para tocar mi cadera. Luego, empujó hacia delante, su carne penetrándome profundamente. El dolor dentro de mí hervía, provocando un sonido de otro tipo de mi garganta. El instinto me hizo golpear para alejarme del dolor lacerante, pero él me abrazó con fuerza. Muy lentamente, comenzó a retirarse.

𝔾𝕖𝕙𝕖𝕟𝕒 ᴷᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora