𝒞𝒶𝓅𝒾𝓉𝓊𝓁𝑜 𝒳𝐿𝐼

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- ¡Ten cuidado, por el amor de Dios! ¡Vas a hacer que nos maten!

- No, voy a hacer que me maten. Tú ya estás muerto, - le corregí.

Bueno, casi había rozado otro coche, pero para conducir por primera vez, lo estaba haciendo bastante bien. Apreté el acelerador, haciendo caso omiso de la mirada que Gongyoo disparó hacia mí. Sí, iba a toda velocidad, pero estábamos en apuros. Además, él conducía rápido, también.

- Voy a estar todo muerto de todas maneras cuando Jungkook se dé cuenta de lo que estás haciendo y me culpe por no pararte, - dijo Gongyoo con brusquedad.

Tuve que usar el celular de Rend para que Jungkook no pudiera leer mis pensamientos cuando lo llamé hace una hora. Le dije que había vislumbrado algo de los huesos de Rend que me hizo pensar que era mejor marchar inmediatamente en lugar de esperar a que su pueblo nos buscara, y que lo vería más tarde en el castillo.

Las dos cosas eran ciertas. No había mencionado exactamente lo que había vislumbrado o en que castillo que me reuniría con él. De haberlo hecho, habría ordenado a sus hombres que me arrastraran de nuevo a su casa con toda la fuerza necesaria, y que no iba a hacer. Como lo había dicho antes, quería vengarme de Szilagyi, también. En este momento, yo estaba en mi camino para conseguirlo.

- No, él prometió nunca hacer daño a alguien que me importara a menos que esa persona atacara a su pueblo o a él. Tú no estás haciendo ninguna de las dos.

- Apuesto a que va a hacer una excepción, - él murmuró mientras patinaba un poco en una curva de la autopista. La pista parecía de hielo.

No podía tomar las curvas demasiado rápido.

Los guantes de Rend comparados con los de Gongyoo no tenían sus modificaciones habituales para llegar a los pedales significando que yo tenía que conducir.

Había evitado el aprendizaje en el pasado porque nunca pude conseguir una licencia con mis problemas de electricidad, pero tener vidas que proteger provocaba una gran motivación.

- Te detendrán, - advirtió Gongyoo cuando me pasé rugiendo el resto del tráfico.

- Entonces hipnotizarás a la policía para que me dejen ir. No me vas a hablar de esto, así que deja de intentarlo.

- Debo hacer que me dejes en un aeropuerto y coger el primer vuelo de regreso a Florida, - refunfuñó por lo bajo.

Dirigí una mirada hacia él antes de volver la atención a la carretera.

- ¿Quieres dejarme hacer esto sin ti? Dilo.

- Por encima de mi cadáver, - fue su respuesta inmediata, seguida de un murmullo. - Es el final de la temporada para empezar, de todos modos. Reduce la velocidad o te perderás en la curva.

𝔾𝕖𝕙𝕖𝕟𝕒 ᴷᵒᵒᵏᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora