Capítulo 7 Noche en el Baile

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CAPITULO 7 NOCHE EN EL BAILE

El viernes en el instituto pasó tranquilo. No hubo ni rastro de Tanya, ni de Rosalie, ni de... Edward, muy a mi pesar este último. Espero que no se haya arrepentido...

Llegué a casa, me duche, me cambié de ropa y esperé pacientemente a Charlie. Hoy era la fiesta de Billy. Tenía muchas ganas de ver a todos los amigos de Jake.

La verdad es que todos eran muy amables conmigo. La única que era más reacia a mi presencia era Leah, pero por lo general era así de seca con todo el mundo. O al menos eso me parecía a mí.

Me sentía realmente bien entre ellos. Allí mi timidez se reducía hasta casi desaparecer. Ojalá pudiera ser así en el instituto para que todos conocieran a la autentica Bella y no a Isabella...

Charlie llegó al rato, se aseó y se quitó el uniforme y fuimos hacia la Push en el coche patrulla. Se notó que no íbamos en mi trasto porque llegamos mucho antes y sin hacer ningún ruido. Cuando estábamos aparcando la puesta de sol empezó a caer.

Hacía buena noche, por lo que decidimos cenar en la playa. Los chicos habían encendido unas fogatas y el espectáculo era maravilloso. Debido al salitre de la madera las llamas de las fogatas eran de un color azul verdoso muy intenso, realmente muy bonito.

— ¡Bella! — me saludó Seth. Seth era de los chicos más jóvenes del grupo, unos 13 años, si no recordaba mal, aunque por tamaño... ¿Aquí qué comen? Era muy cariñoso y no podía estar quieto más de dos minuto en el mismo sitio. Además comía como si tuviera dos estómagos.

— Hey, Seth, ¡has crecido! — dije poniéndome a su lado para comprobarlo. ¿Qué les pasaba a los chicos Quileute? Crecían como locos.

— Si, casi un metro setenta — dijo con orgullo y sacando pecho.

— Madre mía, ¡cuando tengas un par de años más te van a tener que ampliar la cama! — le bromeé.

— ¡Bellaaaa! — dijeron al unísono Quil, Embry y Paul. Iban siempre juntos a todos los sitios. Estaban todo el día gastándome bromas y picándose entre ellos —. Por mucho que te estires no vas a crecer más — bromeó Embry.

— Ja, ja — le respondí con sarcasmo —, no te metas conmigo, Embry, soy mayor que tú.

— ¿Mayor? Será en edad porque en tamaño...— malditos niñatos. El que menos me sacaba una cabeza.

— Chicos, no os metáis con Bella — oh, Jake, mi salvador.

— Gracias, Jake — dije abrazándole y haciendo pucheritos.

— Puaj, ¡no os pongáis pegajosos! — gritó Seth poniendo cara de asco.

— Venga, vamos a cenar, está todo listo — dijo Jacob mientras me arrastraba hacía una de las fogatas.

Me encantaban esas cenas. Los jóvenes nos sentábamos alrededor de las fogatas mientras que nuestros padres se sentaban en las mesas que se sacaban al exterior para la ocasión. Los chicos contaban historias de todo tipo a la luz de las llamas mientras comíamos, bueno, yo comía, ellos devoraban.

Esta noche se empeñaron en ponerse en evidencia unos a otros. Contaban los momentos más vergonzosos que habían pasado últimamente.

— Y entonces la chica llegó, se puso frente a Paul e intentó coquetear con él, pero al pobre le dio un ataque de pánico y le escupió toda la bebida que tenía en la boca directamente a la cara — contaba Quil —, teníais que haber oído como chillaba la chica — dijo mientras se tiraba literalmente por el suelo.

— Sí, pero eso no es lo mejor, después del chapuzón de coca—cola que le dio a la pobre chica, siguió persiguiéndola por todo el centro comercial con un pañuelo en la mano para ver si todavía le daba su número — siguió Embry riéndose a carcajadas.

La Noche que cambió mi vida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora