Capítulo 48 ¿Qué más puede pasar?

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CAPITULO 48 DESCUBRIENDO LA VERDAD

Después del encuentro con Bella se me quitaron las pocas ganas que tenía de hacer cosas. Verla ahí, en esa camilla tan indefensa y desvalida me había afectado más de lo que debería única buena noticia que había recibido es que James, nada más salir del hospital — por un golpe en la cabeza por parte de Jacob — había sido detenido por la policía de Port Ángeles. Como ya tenía una denuncia por parte de Bella esta vez sí que se le caería el pelo e iría de cabeza a la cárcel, por obsesivo y por cabrón.

De todos modos, aunque esa noticia me animó un poco, no tenía la moral muy alta. Ese fin de semana me encerré en mi cuarto, como iba siendo costumbre cuando no me quedaba otro remedio que quedarme en casa, y me entretuve escuchando música y leyendo libros. Me estaba quedando ligeramente dormido cuando sonó la puerta de mi cuarto.

— Soy yo, ¿puedo pasar? — dijo Jasper desde el otro lado de mi puerta.

— Sí — murmuré.

— Vaya... veo que esto ya no parece una pocilga — dijo mirando a todos lados —. ¿Tienes algo que hacer ahora?

— No se... déjame comprobar mi agenda — dije de manera irónica.

— Pues entonces vístete, me gustaría que me acompañaras a ver un sitio.

— ¿Qué sitio?

— Vamos, Edward... hazme este favor... Sólo nos llevará un par de horas...

No sé por qué le hice caso, pero a regañadientes me vestí y me arreglé. Nos montamos en el coche de Alice — mi hermano casi se había apoderado de él — y condujo hasta el desvío de Port Ángeles. Fruncí el ceño.

— ¿A Port Ángeles? — le pregunté a mi hermano.

— Sí — dijo con una extraña sonrisa en los labios.

No quise preguntar más, me limité a relajarme — o a intentarlo — lo que quedaba de viaje. Cuando llegamos a la ciudad, Jasper se metió en el centro y callejeó con el coche hasta el centro comercial. Estaba a punto de preguntarle si me había traído de malditas compras cuando aparcó frente a un edificio.

— Ya hemos llegado.

Bajé del coche un poco mosqueado. ¿A dónde me había traído? La entrada del edificio estaba un poco desvencijada y tenía varios desconchones en el techo. Subió las escaleras hasta el primer piso y se paró delante de una puerta antigua y algo abombada por los años. Último modelo en seguridad, nótese el sarcasmo. Sacó un juego de llaves y abrió.

¿Qué era todo esto? Esa casa era mínima, era tan pequeña que parecía una caja de cerillas. El salón tenía un sofá de dos plazas, una mesa con una tele pequeña...y una cocina incrustada en una de las esquinas. En las paredes había incipientes manchas de humedad aunque todo estaba recogido y muy limpio. Miré a mi hermano.

— ¿Puedes ver el resto de la casa, por favor?

— No me digas que Alice y tú os vais a mudar aquí...

— Me gustaría que vieras las condiciones del piso...— dijo ignorándome por completo. ¿Qué pasa? ¿Acaso quería meterse a agente inmobiliario o qué?

Me adentré en el cuarto de baño. Era muy pequeño, había más espacio dentro de la ducha que en todo el baño... y las mismas manchas de humedad en el techo. Quedaba una puerta más que estaba cerrada. Yo no entendía nada. No sabía por qué demonios me había traído mi hermano hasta este cuchitril... hasta que abrí la puerta. Era una habitación de tamaño medio con una cama de matrimonio y... una cuna. Miré extrañado a Jasper que se metió conmigo en el cuarto. Cabeceó en una dirección. Encima de la cómoda había una foto de Bella y yo...Fruncí el ceño, ahora sí que no entendía nada.

La Noche que cambió mi vida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora