CAPITULO 51 SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
¿Ha despertado? Lloré de alegría y de emoción. Edward estaba despierto, por fin después de dos semanas de angustia abría los ojos.
— Cariño, ¿él está bien? — preguntó Esme.
— Está bien, un poco confundido, pero está bien.
— ¿Podemos verle?
— En un rato, hay que hacerle algunas pruebas de rutina.
— Oh, Dios santo voy a llamar a los chicos — dijo llorando.
En menos de media hora los chicos llegaron al hospital. Todos teníamos una alegría contenida. Primero tenían que comprobar que su cerebro no hubiera sufrido daños, comprobar que no tendría ninguna secuela por el fuerte golpe recibido. Estaba muy nerviosa. Nadie se había enterado, pero hacía un par de días había leído el informe médico de Edward que estaba en los pies de su cama; al parecer alguien se lo había olvidado. Había tenido una leve parada cardiopulmonar en la ambulancia el día del accidente. Yo no entendía mucho de medicina, pero si lo suficiente como para saber que durante una parada cardiopulmonar el oxigeno no llega al cerebro pudiendo causar graves daños irreversibles... ¿Y si era el caso?
El tiempo pasaba horriblemente lento, no me quedaban uñas en las manos...
— ¿Familiares de Edward Cullen? — preguntó una enfermera. Todos nos levantamos — Acompáñenme, por favor.
La enfermera nos condujo por unos pasillos distintos. Al parecer le habían sacado de la unidad de cuidados intensivos, eso era buena señal, ¿no? Tenía que ser bueno...
Llegamos a una habitación con un ventanal que daba al pasillo. Las cortinas estaban echadas, salvo por una leve rendija. Entonces pude verle, después de muchos días velando su sueño por fin sus preciosos ojos verdes abiertos. Pero, ¿y si él no quería verme? En ese momento me sentí fuera de lugar y decidí esperar fuera por si acaso. Me quedé sola en mitad del pasillo. Desde el pasillo pude ori los sollozos de alegría de Esme y alguna risotada por parte de Emmett. Todos, que estaban dentro de la habitación salieron y me miraron sonriendo.
— ¿Como está? — pregunté tímidamente intentando disimular mi estado de ansiedad.
— Está un poco cansado y aturdido, pero estará bien. Si sigue así en unos días irá para casa — me dijo Carlisle.
— ¿De verdad? — las lágrimas amenazaban con salir —. ¿El... él está bien? ¿Totalmente?
— Sí, todo lo bien que se puede estar después de semejante golpe... pero si... además... él quiere verte, Bella.
— ¿S... si? — estaba sorprendida, ¿quería verme?
— Sí — me sonrió —, anda, pasa. Nosotros estaremos en la cafetería.
Me dejaron sola y yo me quedé mirando la puerta como si me fuera a hablar. ¿Qué le diría? ¿Cómo reaccionar ante él después de todo lo que había pasado? ¿En qué punto nos encontraríamos nosotros? Respiré hondo y abrí la puerta.
Estaba con los ojos cerrados, por un momento creí que estaba dormido. El golpe de la cabeza estaba casi curado por completo y el hematoma que lo rodeaba se había disuelto dejando una mancha amarilla en vez del morado tan horroroso que había lucido días antes. Los pequeños cortes que habían salpicado su cara estaban secos. La mayoría de las agujas habían desaparecido, dejando sólo la vía que le suministraba los calmantes y el suero. Me acerqué una silla para sentarme al lado de su camilla.
Estaba mirándole llorando como una boba cuando sonrió, abrió los ojos y me miró como si fuera una revelación.
— Hola — me dijo tímidamente.
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La Noche que cambió mi vida (Finalizada)
RomanceLos personajes le pertenecen a S. Meyer. La historia es de mi autoría y está registrada bajo derechos de autor, la copia y/o distribución de la misma sin mi permiso se consideraría plagio. Código de la historia 1203291387693 Bella es una chica tímid...