CAPITULO 36 CONOCIENDO A LOS SUEGROS
Las semanas pasaban y mi relación con Edward iba viento en popa.
Venía prácticamente todos los días a buscarme para ir al instituto y he de decir que, después de un par de semanas de ser el centro de atención, la gente dejó de fijarse en nosotros. Incluso Tanya y su séquito dejaron de molestarme, es decir, todo iba genial.
Los chicos y nosotros salíamos en parejas a cenar o a tomar algo, siempre íbamos juntos y a mí eso me encantaba. Mi relación con ellos pareció estrecharse aún más si cabe. Rosalie me daba los mejores consejos para todo, Emmett, aunque me gastaba las bromas más pesadas, se hacía querer, era como un niño de cinco años, así que le quería como a mi hermano pequeño, a pesar de su tamaño. Jasper se convirtió en mi confidente, mi hermano mayor. Y Alice... Alice era Alice, mi súper amiga. No podía estar más agradecida por los amigos que tenía.
Edward cada día me demostraba lo bueno que era. Tan dulce, romántico, a veces tan salvaje... Era mi mitad. Mi corazón latía a la par que el suyo.
Mi padre empezó a sospechar algo. Edward pasaba mucho por mi casa y la excusa de "pasaba por aquí" no colaba, ya que vivíamos en puntas opuestas. De todos modos Edward quería que nos presentásemos a nuestros padres de manera formal, ya llevábamos saliendo casi dos meses, tiempo más que suficiente para conocer a los suegros, según él.
- Papá...- dije con mi más tierna voz.
- Dime, pequeña.
- Estooo... Edward va a venir esta tarde - me mordí el labio inferior.
- Vale, de todos modos pasa más tiempo aquí que en su casa...- bromeó.
- Verás... es que quiere presentarse de manera formal... como... mi... novio - susurré. Mi padre me miró y suspiró.
- Bella, ¿por qué será que no me sorprende?
- ¿No... te sorprende? - estaba alucinada, llegué a pensar que montaría un pollo o algo así.
- Para nada, se veía a la legua... Hija... desde el día que vino a buscarte para ese baile... supe que te gustaba... Además no se me escapa una, recuerda que soy policía.
- Oh.
Así que Edward vino a mi casa y se presentó como mi novio. Sorprendentemente mi padre y él conectaron a través del deporte. Edward le contaba batallitas del equipo y mi padre le invitó a ver los partidos con él siempre que quisiera. Alucinante. Aunque tengo que decir que fue un alivio muy grande para mi saber que mi padre aceptaba la relación.
Mi madre también se puso muy contenta e insistió en que antes de ir a la universidad fuéramos a visitarles. Edward enseguida aceptó la propuesta. Una vez que se le quitó el miedo a la pistola de mi padre, parecía encantado de conocer a sus suegros, ¿no se supone que los chicos huyen de eso?
Ahora tocaba mi turno, es decir, conocer a sus padres. Bueno, al doctor Cullen ya le conocía, del hospital, aunque eso no mitigaba mis nervios. ¿Y si no les gustaba? ¿Cómo sería la madre de Edward? ¿Sería amable conmigo? Ya se sabe, las suegras...
Poco antes de las navidades quedamos para cenar en la casa de los Cullen. Irían Emmett y Rosalie, Jazz y Alice y Edward y yo. Eso me tranquilizaba un poco, aunque con las bromitas de Emmett... no sabía qué era mejor.
Cuando llegamos a su casa me sorprendió mucho. Bien, yo ya había estado aquí antes un par de veces, pero siempre en una fiesta, es decir, nunca la había visto con muebles y esas cosas. Estaba decorada con un gusto infinito. Los sillones eran blancos y mullidos, había una delicada mesa de cristal en el centro y tenían una gran tele de plasma. Tamaño familiar, vamos. También había una mesa muy grande con una docena de sillas alrededor y los detalles estaban repartidos por doquier, de manera sutil. Cada jarrón y cada cuadro en el sitio indicado.
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La Noche que cambió mi vida (Finalizada)
RomanceLos personajes le pertenecen a S. Meyer. La historia es de mi autoría y está registrada bajo derechos de autor, la copia y/o distribución de la misma sin mi permiso se consideraría plagio. Código de la historia 1203291387693 Bella es una chica tímid...