Capítulo 20 Venganza, primer asalto

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CAPITULO 20 VENGANZA, PRIMER ASALTO

Me levanté temprano y baje a desayunar. Mi padre ya se había ido al trabajo por lo que otra vez me tocaría desayunar sola. Preparé unas tostadas y un poco de leche con miel, para mitigar el frío ya que ya me había acostumbrado al calor de Phoenix, y me senté en la mesa de la cocina. No había empezado a morder la tostada cuando llamaron a la puerta.

— ¡Jake! — grité al verle mientras me colgaba de su cuello. Él me miraba sorprendido.

— ¿Bells? ¿Eres tú? — dijo mirándome de arriba abajo.

— Síiii, soy yo. Qué ganas tenía de verte. Te he echado mucho de menos. No sabes la falta que me has hecho.

— Vaya, yo... también, esto... ¿qué te han hecho? A ver, que estas muy guapa, pero... ¿cómo has cambiado... tanto? — me reí mientras nos sentábamos en la cocina a desayunar.

Jake estaba más grande que la última vez si cabe. Se había cortado el pelo y estaba mucho más guapo. Me reí cuando le dije que así estaba mucho más occidental. Parecía más hombre.

Le conté todo. Lo referente a Phoenix, la boda de mi madre, mis amigos...Él bromeó conmigo todo lo que pudo, hasta se rió de mi porque dijo que hasta estaba morena.

Me dijo que los chicos de La Push tenían muchas ganas de verme y que probablemente rompería más de un corazón por allí. Él me contó el nacimiento de su sobrino, cómo arregló mi coche y las locuras que hicieron en la playa. Prometí ir a verle muy pronto con Alice. Tenía ganas de que se conocieran.

Faltaban dos días para la famosa fiesta de Rose.

Por el pueblo ya se había extendido la noticia de que Isabella Swan volvía a casa, pero afortunadamente nadie me vio. Hacíamos todo lo posible por evitar el centro del pueblo por si alguien me reconocía. Esa tarde iríamos al centro comercial de Port Ángeles para hacer unas compras.

Fuimos las tres en el maravilloso BMW de Rose y atacamos todas las tiendas nada más llegar. Tengo que decir que le estaba cogiendo el puntillo a esto de las compras. Tampoco es que me gustara, lo que me gustaba era el resultado.

Alice y Rose me eligieron una falda corta de color negro y volantes. Me tapaba lo justo. Eso de "poner cachondo a Cullen" lo cumplirían al pie de la letra. Para la parte de arriba eligieron una camiseta anudada al cuello de color azul cielo, que contrastaba muy bien con mi pseudo—moreno de piel. Pasamos por Victoria's Secret, para renovar interiores, palabras textuales de Alice. Para mí escogió unos escandalosos conjuntos de encaje, por Dios, ¿cuándo usaré yo eso? También compramos unos zapatos preciosos. Eran peligrosamente altos, pero preciosos. Eran unos peet toe de color negro con unos brillantitos encima del tacón. Después fuimos a la peluquería y a hacernos la manicura y la pedicura. No quise saber lo que nos gastamos, ya que Alice se empeñó en pagar todo, con eso de que es una mujer emprendedora y dueña de una empresa famosa...

Decidimos comer algo, pero las bolsas nos molestaban mucho así que me ofrecí a llevarlas al coche, eso si es que entraban en el maletero. Además necesitaba que me diera el aire.

Caminé como pude por el centro comercial bajo la atenta mirada de algunas personas y no me extrañaba. Debía de llevar como quince kilos de ropa encima.

Cuando estaba intentando sacar las llaves del bolso se me cayeron un par de bolsas, ¿no se supone que era menos torpe? Cuando fui a agacharme para recogerlas una pálida mano se me adelantó. Y cuando miré hacia arriba vi unos ojos verdes. Unos preciosos e irresistibles ojos verdes. Edward.

— Toma tus bolsas — dijo esa seductora voz aterciopelada. Tenía su sonrisa torcida. Sus labios...

— Mmmm... gracias — dije mirándole más tiempo del necesario.

La Noche que cambió mi vida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora