CAPITULO 28 YA HAS CAMBIADO, EDWARD
Los chicos querían que me quedara con ellos a tomar algo, pero no me apetecía. Ya no. Me fui a casa directamente y fui hasta la sala de música. Me senté en la butaca delante de mi piano. Llevaba unos días haciéndolo porque acariciar las teclas de nuevo me relajaba y realmente necesitaba estos momentos como el agua.
Aún estaba con la boca abierta y por varias razones. Después del día de hoy, Bella Swan me había demostrado que con ella todo era posible. ¿Bella de animadora? Si, evidentemente ya había visto y comprobado que ahora no se movía nada mal, pero... ¿animadora? No había dado un duro por ella, hasta que vi como bailaba al son de la música y sin querer seguí durante toda la coreografía el vaivén de su falda y la forma en que su pelo se movía y... déjalo, ¿quieres?
Contra todo pronóstico, Bella llegó a la prueba final, la prueba de la que saldría la nueva capitana y (redoble de tambores)... ¿con quién se tendría que batir en "duelo"? Con Tanya, créetelo. Tanya llevaba dos años en el puesto, siempre pasaba las pruebas... hasta hoy.
La cosa iba bien, ambas a lo suyo, sin ningún fallo aparente... hasta que Tanya tuvo que meter la manaza y empujar a Bella haciendo que esta cayera casi despatarrada al suelo. Y de nuevo sentí ganas de ahogar a Tanya. Hubo un gran silencio en el gimnasio y yo aproveché y me levanté para ayudarla y cuál fue mi sorpresa cuando el machote musculitos se me adelantó. Me senté de mala gana en mi asiento mientras miraba como el dichoso modelo de anuncio le apartaba el pelo de la cara a Bella.
Evidentemente, y más después de ese "incidente", descalificamos a Tanya y Bella se proclamó capitana. Que el cielo me ayude y por varias razones. Primero, tener que aguantar la ira devastadora de Tanya por votar en su contra y segundo... tener que concentrarme en los partidos con Bella contoneándose en minifalda a escasos metros de mí.
Pero mi lista de sorpresas no acaba ahí. No.
Me sentía estúpido... me porté como un imbécil celoso delante de Bella y sin motivos. La presencia del musculitos se me estaba haciendo muuuuy cuesta arriba y mis ansias explotaron... para darme en toda la cara. Resultó que el famoso chulo playa no tiene, tuvo ni tendrá nada con Bella... porque era gay. Gay. Me sentí como un perfecto gilipollas cuando se besó con su novio o quienquiera que fuese delante de mis narices. Bien, el capullo podía haberme dado pistas para no quedar como un idiota.
Y para rematar la lista... la llamada de Alec. Ayer por la noche mi "amigo" me llamó para salir con ellos. Si no me convencieron los otros no lo iba a hacer él. Me echó en cara que había cambiado mucho, que ya no era el de antes y que si dejaba el equipo, como había oído que iba a hacer, me iba a arrepentir. Ja. Lo último que me faltaba es que Alec "el mafias" me acojonara.
Dejé de tocar las teclas sin sentido para recordar algunas melodías que compuse cuando tocaba a diario. Cerré los ojos y dejé que mi mente viajara cuando todo era más sencillo, cuando no tenía preocupaciones sin sentimientos de culpa. No sé cuánto tiempo llevaba allí acariciando mi piano, cuando la voz de mi hermano me sacó de mis pensamientos.
— Es una melodía preciosa — dijo apoyado en el marco de la puerta.
— ¿Llevas mucho tiempo ahí? — pregunté girándome hacia él.
— Nah... un par de minutos. ¿Puedo? — me preguntó señalando el butacón. Asentí y le hice hueco —. Llevas unos días tocando y eso me gusta. Lo echaba de menos.
— Vaya — me pasé la mano por el pelo avergonzado.
— Vamos... cuando estás frustrado y aporreas las teclas se te oye en toda la casa, créeme — ambos reímos.
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La Noche que cambió mi vida (Finalizada)
RomanceLos personajes le pertenecen a S. Meyer. La historia es de mi autoría y está registrada bajo derechos de autor, la copia y/o distribución de la misma sin mi permiso se consideraría plagio. Código de la historia 1203291387693 Bella es una chica tímid...