Capítulo 50 Quiero Despertar

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CAPITULO 50 QUIERO DESPERTAR

Sabía que me había estrellado contra un árbol... creía que iba a sentir dolor por el tremendo golpe, pero no fue así. Tampoco sabía si se trataba o no de un sueño...pero era todo tan real... Sentí la bolsa del airbag chocarse contra mi piel y abrasar algunas zonas de mi cara cuando esta se reventó debido al golpe. La luna del coche rota en mil pedazos, astillas, cristales y acero retorcido por todos los lados. El sonido del acero al chocar contra la madera a más de ciento veinte kilómetros por hora era un sonido que no iba a olvidar en la vida... si es que salía airoso de esto.

Me debí de dar un golpe en la cabeza, ya que noté que por mi cara goteaba algo caliente... si, estaba herido ya que unas gotas de sangre cayeron sobre el plástico blanco del airbag que ahora reposaba desinflado sobre el volante. Vi mi propia mano derecha torcida en un ángulo antinatural, la muñeca estaba girada de manera que veía la palma de la mano sin necesidad de girarla y un gran hematoma cubría mi piel... aún así estiré el brazo para ver si Tanya seguía a mi lado. Sí, su cuerpo estaba a escasos centímetros del mío, flácido e inmóvil aunque no podía verla la cara. Pude darme cuenta de que ella no llevaba el cinturón de seguridad puesto, así que se había tragado la luna delantera por completo. Estaba inconsciente, si es que no le había pasado algo peor. Sólo quería comprobar que no había escapado. Por ella me encontraba atrapado en mi coche y no de camino a casa de Bella.

Entonces sentí que me sumí en un estado extraño de inconsciencia. A lo lejos oía las sirenas de las ambulancias, los reflejos rojos, azules y amarillos de las luces de emergencias...los gritos de mis salvadores. El coche debía de haber quedado destrozado por completo, ya que tardaron lo que a mí me pareció un siglo en sacarme. Cuando al fin metieron mi cuerpo magullado en la parte trasera de la ambulancia empecé a sentirme extraño. Era como si mis huesos no pertenecieran a mi cuerpo, como si mis articulaciones fueran de otra persona, quería reaccionar, avisar a los médicos de que no me encontraba bien, algo no iba bien... pero no podía. Sentí que rasgaban mi camisa con unas tijeras y que empezaban a ponerme pegatinas por el pecho y a conectarme a cables. Pude notar un leve pinchazo en el dorso de la mano izquierda... Dentro de este extraño estado en el que me encontraba sentí rabia, ¿Por qué Tanya había hecho esto? ¿Por qué había intentado privarme de la vida? Mis pensamientos fueron cortados cuando uno de los aparatos a los que me habían conectado empezó a pitar como un loco.

Rápidamente me pusieron un gel sobre el pecho y...las placas de un desfibrilador... ¿mi corazón se había parado? ¿Acaso me estaba muriendo?

— ¡Carga a dos cientos! — oí a lo lejos mientras sentía unas ligeras presiones en mi pecho —. ¡No reacciona! ¡Dos ciento cincuenta!

No... No podía morirme ahora, no tendría sentido ahora que sabía la verdad, no podía morirme sin conocer a mi bebé... No entendía nada, me sentía extraño, no me dolía nada... y eso sin duda tenía que ser malo. El pitido fijo del aparato no dejaba de sonar... Entonces cerré los ojos y me dejé llevar por la inconsciencia...

Blanco. Todo era absolutamente blanco. La cama sobre la que me encontraba, la habitación en la que estaba... todo, incluso el paisaje que podía divisar a través de la ventana era blanco inmaculado. ¿Dónde estaba? Intenté hablar, pero no salía nada de mi boca por más que moviera mis labios ya que algo que tenía en la garganta me lo impedía. No veía qué era lo que podía tener en mi boca, pero definitivamente me impedía hablar. Noté que tampoco me podía mover cuando intenté toser. ¿Qué demonios era todo esto? ¿Qué me estaba pasando? ¿Acaso esto era el cielo? No, lo dudaba mucho. Aún en este extraño sitio en el que me encontraba era consciente de que no me había portado bien. Así que... no, definitivamente no podía estar en el cielo.

La Noche que cambió mi vida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora