CAPITULO 45 TU OTRA VEZ...
Estaba Tanya en la recepción de urgencias con una venda ensangrentada en el dedo y con Edward al lado.
— Eddie, me duele el dedo — le dijo poniendo morritos.
Mi mundo se cayó por completo. Hacía menos de un mes que me había dejado y ya estaba... con otra. Y esa otra no era nada más y menos que la zorra que hizo que lo nuestro se rompiera.
Me quedé en estado de shock. En ese momento Edward se giró y abrió mucho los ojos. Me miró a mí y luego a Jasper. Estaba un poco más delgado, pero por lo demás estaba como siempre, perfecto, guapísimo.
Yo seguía de la misma postura, de hecho no era capaz de andar. Tanya me dedicó una mirada de autosuficiencia y una sonrisa burlona a la vez que se apretaba contra Edward. Quería llorar o gritar, pero no podía, seguía paralizada. Edward me miró por unos instantes y luego se giró hacia su hermano No sé que me dolió más, si verle con esa zorra o que me ignorara completamente.
— Bella, vamos al coche — me dijo Jazz mientras tiraba de mi brazo suavemente.
Salimos hacia fuera en silencio y me metió en el porsche amarillo.
— Bella, quédate aquí un momento, ahora mismo vuelvo.
Asentí, me daba igual todo. Hacía menos de dos minutos estaba ilusionada porque hablaría con él y se podrían solucionar las cosas, pero... eso ya no era posible...él había rehecho su vida. Tremendamente rápido y fácil.
Cómo fui tan estúpida. Él ya no me quería, de hecho dudaba que alguna vez me quisiera. ¿Cómo pudo olvidarme tan pronto? ¿Cómo pudo dejar de quererme tan pronto? Si es que alguna vez me quiso... Estaba llorando sonoramente cuando Jazz volvió al coche. Le agradecí internamente que me dejara llorar en silencio. Me sentía tonta, estúpida y humillada. Y tremendamente embarazada.
Los días siguientes no volvimos a hablar nada del incidente del hospital. Intenté hacer como que nada había pasado, pero dolía mucho. Demasiado.
Las semanas pasaron. Estábamos ya en julio y aunque estábamos en Forks hacía calor. Bueno, no sé si lo hacía o lo tenía yo, las hormonas seguían revolucionadas.
Llegué del trabajo y me quité los zapatos por casi antes de entrar en mi pseudo—casa.
Me preparé algo ligero de comer, no quise arriesgarme, hacía ya casi dos semanas que no vomitaba nada. Puse la tele y no sé cuando me quedé dormida.
Podía oír a lo lejos el timbre de la puerta, pero estaba tan cansada...y los párpados pesaban tanto...y la puerta estaba tan lejos... pero no paraba de sonar el timbre, así que pesadamente me levanté y abrí la puerta.
De nuevo me sorprendí al ver quien estaba al otro lado.
— ¡Esme! — y le di un fuerte abrazo.
— Hija, ¿como estas?
— Bien, supongo, pasa, por favor.
Entramos en el salón y pude ver que Esme lo analizaba. De repente sentí vergüenza de donde vivía. Esto era tan diferente a la casa de los Cullen...
— Bella, sinceramente me lo esperaba peor — dijo señalando el salón.
— ¿Si?
— Sí, Alice dijo que apestaba, palabras textuales — dijo riéndose. Nos sentamos en el sofá.
— ¿Quieres algo, Esme? Un café o...
— No, gracias cielo, hace un rato que he comido. Bueno, ¿como estas? ¿Alguna molestia?
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La Noche que cambió mi vida (Finalizada)
RomanceLos personajes le pertenecen a S. Meyer. La historia es de mi autoría y está registrada bajo derechos de autor, la copia y/o distribución de la misma sin mi permiso se consideraría plagio. Código de la historia 1203291387693 Bella es una chica tímid...