Capítulo 59 El Regalo más Grande

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CAPITULO 59 EL REGALO MÁS GRANDE

Apenas casi tuve tiempo de coger a Bella, afortunadamente cuando se desmayó pude cogerla entre mis brazos. Sabía que la pasaba algo, sabía que no se encontraba bien. Había estado toda la tarde muy pálida y esos pequeños gestos y movimientos me decían que algo no iba del todo bien.

Las pocas personas que quedaban en el salón acudieron rápidamente cuando me vieron con Bella en los brazos.

- ¿Qué ha pasado? - dijo Rose asustada.

- No lo sé - susurré -. ¡Papá! - el pobre no tardó ni dos segundos en llegar hasta nosotros.

- ¿Qué ha pasado? ¿Un mareo? - dijo tomándola el pulso.

- No, creo que le dolía algo... Dios, es tan cabezota que no me ha querido decirme nada para no alarmarme...

- Mientras la ayudábamos a vestirse ha notado un par de patadas fuertes - dijo Alice agarrándose al brazo de mi hermano.

- ¿Contracciones? - le pregunté a mi padre con temor.

- Puede ser - murmuró.

- Pero si aún falta...

- Eso da igual. Si a mi nieto le apetece salir ahora que se le va a hacer... De todos modos vamos a llevarla al hospital, allí podemos monitorear al bebe y saber qué pasa.

- Oh Dios mío... Oh Dios mío...- Charlie miraba a Bella con los ojos acuosos -. Voy a ser abuelo...

- ¿No me diga que se da cuenta ahora, Jefe Swan? - dijo Emmett en tono de broma.

- Cállate - replicó.

Ignorando al bromista de mi amigo, entre mi padre y yo metimos a Bella en el mercedes. Coloqué su cabeza en mi regazo intentando que estuviera lo más cómoda posible. Mi padre se puso al volante y en el asiento del copiloto Charlie, que aún iba murmurando incoherencias. No era para menos... Oh Dios, voy a ser padre... si los dolores que había tenido Bella durante toda la tarde eran contracciones...era muy probable que en unas horas naciera mi hijo... iba ser padre... arrgg. Sentí como mi frente se humedecía y las manos me empezaban a temblar. También debí de ponerme un poco pálido, ya que mi padre me miró a través del espejo retrovisor.

- Cálmate, Edward. Así no le vas a ser de mucha ayuda a Bella.

- Voy a ser padre, papá - dije con una nota de histeria en la voz.

- Sí, me he dado cuenta - sonrió -. Pero si va a ocurrir hoy... eso aún no lo sabemos. Igual todo se queda en una falsa alarma.

Miré a Bella. Aún no se había despertado, así que parecía tranquila. La toqué la mejilla. Parecía de locos que en este momento me parara a admirar la belleza de mi prometida, pero no lo podía evitar. Sus largas pestañas le llegaban hasta las mejillas donde su piel parecía porcelana. Era afortunado por tenerla conmigo...

En cuanto llegamos a la puerta de urgencias del hospital colocamos a Bella en una camilla. Quise entrar con mi padre, pero me puso una mano en el pecho impidiéndome el paso.

- Hijo - dijo con tono cansino -. Pórtate bien y quédate en la sala de espera, ¿quieres?

Fui a replicarle pero no me dio opción ya que se fue con rapidez por el pasillo por el que se habían llevado a Bella. Así que me tragué mis puñeteros nervios y me fui a la sala de espera... Ugh, allí estaba Charlie. El pobre estaba sentado en una de esas "comodísimas" sillas de plástico, con la corbata desabrochada y tan blanco como una hoja de papel. En realidad no sabía qué sentimiento me provocaba Charlie, si pena o miedo, no estaba seguro.

La Noche que cambió mi vida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora