CAPITULO 6 ASÍ QUE CULLEN, ¿NO?
Llegué a mi casa lo más rápido que me dejó mi trasto, que no pasaba de ochenta km/h cuesta abajo, tiré mi mochila y mis cosas en la silla de la cocina y volví a mi camioneta.
El camino hacia la reserva Quileute no era excesivamente largo. Unos veinte kilómetros de Forks, más o menos. El paisaje que se extendía al ir llegando a la reserva era magnífico. La playa de La Push era una hermosísima playa en forma de media luna y con unos acantilados a los lados. Era majestuosa.
No había terminado de llegar al garaje de Jake cuando ya estaba en la puerta dándome la bienvenida. El rugido de mi trasto avisaba siempre de mi llegada.
- ¡Bells! - dijo mientras corría hacia mí para abrazarme.
- Jake... no... res... piro.
- Oh, ¿perdona, estas bien? - este chico crecía por momentos, en todos los aspectos, no hacía tanto que le había visto y podría jurar que me sacaba uno cm más de altura que la última vez, a parte del volumen de sus brazos.
- Sí, estoy bien, ahora que el aire llega a mis pulmones - bromeé -. Jake, ¿tú que desayunas? - dije señalando sus brazos.
- Bells, esto es genética, preciosa - presumido -, además, sabes que descendemos de los lobos, y los lobos son... fuertes - dijo cogiéndome en volandas.
- Vaaale, vale, Jake, mareooo - dije sujetándome las gafas.
- Esta bien, está bien, por esta vez te dejaré de una pieza - dijo revolviéndome el pelo.
- Gracioso - le saqué la lengua.
Cuando miraba a Jake veía en él a un ser simplemente hermoso. En todos los sentidos. Era un alma limpia, siempre me aconsejaba bien, me daba ánimos cuando le contaba mis problemas en la escuela y cuando le pedía algo, se ofrecía sin más. Y físicamente era muy atrayente, no es que mi amigo me gustase, pero vamos, soy una chica y hay que reconocerlo, Jake era bello. No tan bello como Edward, que era una belleza diferente, más delicada. Jake tenía una belleza más... salvaje. Tenía el pelo largo y liso que casi siempre se recogía en una coleta. Y su complexión crecía cada vez más. Era increíble como un chico de 16 años podía tener esa musculatura. Era de espaldas anchas y brazos bien formados, y sus abdominales parecían literalmente una barra de chocolate. Además su tono de piel marrón rojizo le hacía parecer más exótico y por lo tanto más atrayente.
- Bella, despierta, ¿en qué piensas? - me preguntó Jake mientras le miraba fijamente -. Es de mala educación mirar fijamente a la gente - dijo mientras se reía.
- Ja, ja. No, te estaba mirando y simplemente estaba pensando que eres hermoso - sí, a Jake le podía decir ese tipo de cosas sin sonrojarme, era mi hermano.
- Bella, de verdad, ¿te encuentras bien? - preguntó fingiendo preocupación.
- Eres tonto Jake, te estoy haciendo un cumplido y tú te lo tomas a gracia.
- Oh, gracias, Bells, vas a conseguir que me sonroje - dijo imitando mi tono de voz cuando me ruborizaba.
- ¡Idiota! En serio, seguro que en el instituto hay un montón de chicas detrás de ti.
- Totalmente equivocada. Sólo debo de resultar atractivo a los rostros pálidos. Para los de aquí soy uno más. No hay mucha diferencia entre unos y otros.
- Entonces las chicas Quileutes son tontas, porque no ven lo que tienen delante.
- Bella, para, que me voy a sonrojar de verdad.
Le di un golpe en el estómago, en el que por cierto la única que se hizo daño fui yo, mientras entrábamos en su casa.
- Hola Billy - era el padre de Jake, se quedó en silla de ruedas hace unos años por un accidente de coche.
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La Noche que cambió mi vida (Finalizada)
RomantizmLos personajes le pertenecen a S. Meyer. La historia es de mi autoría y está registrada bajo derechos de autor, la copia y/o distribución de la misma sin mi permiso se consideraría plagio. Código de la historia 1203291387693 Bella es una chica tímid...