Capítulo 46 Cosas de que no entiendo

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CAPITULO 46 COSAS QUE NO ENTIENDO

Era sábado y estaba con Tyler tomándome unas copas en uno de los bares del pueblo. Había dejado a Tanya en su casa; era incansable. Esta tarde había vuelto a intentar un acercamiento... con nefasto resultado para ella. ¿No podía respetarme en ese sentido? ¿No le entraba en la cabeza que ahora no estaba para nadie? No, simplemente no podía estar con ella, ni con ella ni con otra chica...la cara de Bella me venía una y otra vez a la mente, inundando mis pensamientos.

Para colmo me estaba volviendo loco. Tanya a estas alturas no tenía claro qué demonios iba a hacer, ni a dónde demonios iba a estudiar. Sus padres, por una pequeña donación, estaban dispuestos a pagar la universidad que su hija prefiriese. Sin esfuerzos ni sacrificios. Así que allí la dejé, en el salón de su casa entre folletos de Universidades. Buena suerte, Tanya.

Se podía decir que este era mi momento de paz. Quedaba con Tanya porque ella me había abierto los ojos, pero era con Tyler con quien realmente me sentía a gusto. En él había descubierto un gran tipo, alguien en quien confiar y confesarle mis preocupaciones.

— Creo que voy a renunciar a ir a Darmouth, definitivamente — dije mientras bebía de mi copa. Tyler me miró con los ojos como platos.

— Tío... era tu sueño estudiar allí...

— Sí, pero... no se... ahora lo que me apetece es quedarme cerca de Forks, ugh... creo que me estás pegando tu incondicional amor por este pueblucho — ambos reímos —. Se lo comenté a mi madre y bueno, a ella le encanta la idea de que no me vaya tan lejos...

— Pues nada, tío... seremos compañeros de piso. Espero que seas ordenado — bromeó brindando con su botella de cerveza, era ya la tercera —. Oye, si seguimos así vamos a acabar un poco perjudicados y tenemos que coger el coche — dijo mi amigo.

— Sí... lo que menos gracia me haría es que el jefe Swan me hiciera esta noche una prueba de alcohol — dije frunciendo el ceño —. No, gracias.

— Ufff, quita, quita... he visto como te mira Charlie... justo como si quisiera meterte la pistola por el culo — dijo fingiendo un escalofrío.

— Sí, y no sé por qué...— murmuré —. Que vaya al pecho lobo de Black y le pida explicaciones...joder.

— Creo que va siendo hora de que nos vayamos a casa...— asentí.

Ambos caminamos hasta mi coche. Sí, hacía tiempo que no bebía y he de reconocer que me tambaleaba un poquito... arg, lo que eran capaces de hacer un par de cervezas, aunque he de reconocer que estaba en un puntito justo en el que me encontraba de maravilla.

Dejé a mi amigo/futuro compañero de piso en la puerta de su casa y puse rumbo a la mía. Agradecí el hecho de que el coche de mi hermana ya no estuviera en el garaje, porque esta noche no controlaba muy bien las distancias...

Cuando entré en el salón mis padres estaban viendo la tele. Mi madre me miró a mí y luego miró el reloj de pared.

— Vaya, hoy vienes pronto, hijo — me sonrió.

— Sí... estoy un poco cansado...

— ¿Cansado? — dijo mi padre frunciendo el ceño. Se acercó a mí y lo frunció aún más —. Has bebido.

— ¿Se nota? Vamos, papá... sólo han sido un par de cervezas — dije encogiéndome de hombros.

— Sí, un par de cervezas, pero has cogido el coche... podrías haber tenido un accidente, hijo.

— Se cuidarme solo, ya soy mayorcito — estaba empezando a cabrearme.

— Ya lo veo — me retó mi padre —. Eres un inmaduro que te fías de la primera niñata que te cuenta mentiras porque no sabe enfrentarse a lo que te depara el futuro... pensé que te había educado con unos valores, Edward.

La Noche que cambió mi vida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora