Capítulo 52 Reencuentros

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CAPITULO 52 REENCUENTROS

— Perdón — dijo mi padre —. Creí que estaría Edward aquí.

— No pasa nada, Jefe Swan, entre — le di a Emmett una significativa mirada que no pareció entender.

Mi padre me miró nervioso. Se notaba su incomodidad a la legua. Me miró detenidamente y luego desvió la mirada. Para mí la situación tampoco era cómoda. Tan solo me bastaba recordar el hecho de que me había invitado a abandonar mi hogar... y a abortar.

— Eh...— miró su reloj —, yo... me tengo que ir... Si le podéis decir a Edward y al doctor Cullen una cosa...

— Dígame — dijo Emmett con una sonrisa. Parecía feliz con toda la escena...

—Pues... que la denuncia contra Tanya ya está en el juzgado de Seattle, yo mismo me he encargado de que llegara lo antes posible — bien... denuncia contra Tanya —. Tengo un amigo juez y si todo va como espero se celebrará un juicio rápido, no creo que tarde mucho.

— Muchas gracias, Jefe Swan.

— Eh... de nada — me miró —. Cuídate — me dijo.

Me quedé estupefacta, no solo por la visita de mi padre y el hecho de que me hubiera dirigido una palabra, que verborrea. ¿Qué era eso del juicio contra Tanya?

— Emmett, han denunciado a Tanya...

— Sí, ¿no lo sabías?

— Me lo podía imaginar, pero nadie me ha dicho nada...

— Bella — se puso serio —. Sabes que Tanya conducía el coche de Edward cuando tuvieron el accidente, ¿no? — asentí —. Se ha demostrado que ella lo provocó. Pegó un volantazo para empotrarse a propósito contra unos árboles. Está loca, Bella, quería matar a Edward.

Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Quería matarlo, y casi lo consigue.

— ¿Donde está ella ahora?

— Se la llevaron a un hospital de Seattle, al parecer las heridas de la cara son feas y eso no es lo peor. Las heridas que tiene en las retinas de los ojos por culpa del golpe...pintan muy chungas. No saben si va a recuperar la visión. Los padres se la llevaron a un cirujano reconstructor o algo así. Aunque de poco le va a servir si va a la cárcel, el abogado dice que se la acusará de homicidio en grado de tentativa.

No podía cerrar la boca. ¿Tanya podría ir a la cárcel? Oh, por Dios, que se pudra, ella intentó matar a Edward. Si es lo que se merece...

Estaban tardando mucho con el escáner. ¿Qué pasará? No creo que pase nada malo, ¿no? Ahora me encontraba sola en la habitación, esperando a que llegaran. Emmett tenía que ir a la cafetería a por el tercer desayuno del día, ¿cómo podía comer tanto este hombre?

Me recosté en el sillón y cogí mi ejemplar de cumbres borrascosas que días atrás había llevado al hospital para entretenerme. Me le había leído cientos de veces, pero me daba igual, me encantaba. Aunque poco a poco perdí la noción de lo que estaba leyendo y mis párpados se fueron cerrando.

Abrí los ojos porque noté que algo o alguien estaban muy cerca de mí. Me encontré a Edward con la mano en dirección a mi vientre, pero cuando abrí los ojos la apartó rápidamente.

— Perdón — se apresuró a decir.

— No... tienes que pedir perdón — le contesté mientras me acomodaba. Oh, el cuello dolía.

— ¿P... puedo? — me señaló la tripa.

— Es tuyo así que...— eso me salió del alma.

La cara de Edward se iluminó y al fin acarició mi vientre. Cerré los ojos cuando sentí el calor de su mano sobre mí. Llevaba ropa ligera por las fechas en las que estábamos y podía notar casi plenamente su toque. En ese momento el pequeño Edward se movió. Edward se enderezó y sonrió.

La Noche que cambió mi vida (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora