—Ven, nena. —Summer saca a Shae del abrazo de Nico, y mientras la rodea con sus brazos la pelirroja comienza a llorar—. Tenía entendido que te ibas a separar —le dice en un tono más bajo mientras le acaricia la espalda.
—Yo... Yo... Lo sé. Es que... no puedo —Murmura mientras Nico se acerca y la abraza de nuevo, haciendo que deje los brazos de Summer y se abrace a él.
—Lo siento mucho, Shae —le dice Nico mientras le besa la frente—. No debí provocarte...
—No es tu culpa. —le responde.
—Sí, lo es. Si no fuese porque yo te pedí que me recuerdes la canción esto no hubiese pasado.
—No —Ella retrocede un poco—. Si no fuese por lo estúpida que soy esto no hubiese pasado.
—¿Por qué no lo dejas, Shae? ¿Por qué sguís con él? —le pregunto.
Summer le da un paquete de hielo que presiona cuidadosamente contra su mejilla.
— No puedo...
—Sí que puedes, pero él te convenció de que no vales nada y tú le crees —la interrumpe Summer, enojada.
—¡Summer! —Le grito para que se calme. No es momento de pedirle cuentas.
—Tengo razón. ¿No es así, Shae? —Shae seca las lágrimas de su cara mientras Nico sigue acariciando su cabeza.
—Mierda. Es que es... tan difícil. —Respira, tratando de acaparar todo el aire posible—. Vivo con él, ¿te olvidas? En su departamento. No tengo dónde ir si me deja. —Mira a Summer con un poco de ira en sus ojos—. No tengo tu maldita suerte, Summer. No tengo un papito que me regale un departamento.
—¡Ey! No te enfades conmigo porque te digo la verdad. —Summer contesta con brusquedad. Ya tuvieron varias charlas similares, y cada vez que Summer le dice a Shae que deje a Devin, Shae saca a relucir que Summer consiguió su departamento por su padre y su tía, no necesitó trabajar para tenerlo—. Además, te ofrecimos venir a vivir con nosotras. Sé que el departamento no es grande, pero podríamos abrir el sillón del salón, o duermes conmigo, da igual. Me gusta cucharearte.
Déjaselo a Summer romper la tensión en momentos así.
Los ojos de Shae vuelven a llenarse de lágrimas que intenta secar con el dorso de su mano a medida que resbalan por su mejilla. Un suspiro ahogado se escapa de su boca.
—Perdón. Perdón. Lo siento. No debería enojarme contigo. Sé que tienes razón, pero todo esto es una mierda.
—Shae, ven con nosotras —intervengo—. Sabes que el lugar no es problema. Mi habitación es grande, podemos mover un poco los muebles y poner otra cama, ó...
—Eso no es necesario —interrumpe Nico. Todos nos quedamos mirándolo, sorprendidos—. Puedes quedarte con nosotros.
Shae lo mira confundida.
—¿Nosotros?
—Sí. Aiden se está quedando en mi departamento hasta que encuentre un lugar.
—Y un trabajo. —interrumpe Aiden, tratando de aflojar la tensión que hay en el aire.
—Creía que ya tenías un trabajo. —Lo miro con la mirada inquisitiva y luego le sonrío—. ¿O todo el bailecito arriba de la barra del otro día era para enamorar a alguna clienta que no apareció por el bar estos días?
—Sí, lo tiene. —Nico sonríe y vuelve a mirar a Shae—. Así que, si estás de acuerdo, Shae, eres totalmente bienvenida a unirte a la manada. Ya conoces mi departamento. Tengo habitaciones de más. Puedes ocupar una.
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Perfecto Error
RomanceTres amigas, con miedos, pasados ocultos y presentes complicados. Tres hombres, dispuestos a ir al mismo infierno por ellas. Un ex-detective de victimas especiales, heredero de la mafia listo para entrar en acción