Aiden salta sobre mí, dejándome atrapada bajo sus grandes y fuertes piernas, pero logro darme vuelta y quedar boca abajo. Me río, mientras su dedo recorre mi cuello y baja por mi espalda. En solo dos días me di cuenta que tiene la habilidad de hacer de cada segundo, de cada detalle algo memorable.
Sus labios rozan mi espalda y va dejando la tibieza de los besos por toda mi piel. Me retuerzo un poco, porque los besos en la espalda son mi debilidad. Cada vez que sus labios tocan mi cuerpo me invaden las cosquillas que me recorren de pies a cabeza.
Gimo despacio. Puedo sentir como Aiden se tensa. Sus manos, que ahora están en mi cintura, clavan los dedos en la piel un poco más. Estoy segura de que si estuviese pegado a mi culo, podría sentirlo duro
—Quiero saber tu historia —le digo, cortando un poco la excitación que nos invade. Aunque me encantaría volver a estar presa bajo su cuerpo mientras me hace suya, también me intriga. Según Nico, Aiden pasó por situaciones difíciles. Pero la verdad es que parece despreocupado...—. Y quiero saber lo que me dijiste ayer en el coche.
Deja de besarme, pero su mano está todo el tiempo en contacto con mi piel. Sigue dibujando círculos y espirales o infinitos en mi espalda.
—¿Qué quieres saber? ¿No te alcanza con mi nombre, mi edad y que soy el mejor amigo de tu jefe? —Me giro en la cama y quedo de frente a él, lo veo sonreír y lo acerco a mí para besarlo. Siento su cuerpo cálido apoyado en el mío y me encanta la sensación. Podría quedarme así para siempre.
—¿Cómo terminaste mudándote a Miami?
—Es una historia muy larga. —Vuelve a besar mi espalda—. Y hay cosas de las que no me siento preparado para hablar.
Lo miro, fijando mi ojos en los suyos. Se que los gestos de mi cara se transformaron. Debo de tener una expresión seria en mi rostro.
—¿No confías en mí? —me siento en la cama, tapándome el cuerpo con la sábana.
—No tiene nada que ver con la confianza, Sky.
—¿Entonces? —Su mano se acerca a mi mejilla y me acaricia con ternura. Mi cuerpo traiciona a mi cabeza y se inclina a su tacto.
—Me gustaría que me conocieras mejor antes de que sepas de mi pasado.
Se acerca a mí con la intención de besarme, pero lo freno plantando mi palma en su pecho.
—¿Mataste a alguien o vendías drogas? —Abre los ojos confundido. Me río.
—No sé qué tipo de hombres solías llevar a tu cama, pero... nop. No es eso —Veo como su pecho se mueve al inhalar profundo—. Para abreviar la historia...
—Siempre estás acortando las historias —le hago puchero y él se muerde el labio de inmediato.
—Te dije que no hicieras eso, Danna —me sonrojo. Su voz cambió a un tono más... masculino. Más dominante—. Creo que sólo tienes que saber que estoy empezando de cero aquí en Miami.
—¿Y qué es lo que dejas atrás?
—Tú —besa mi hombro de nuevo—. Mi querida señorita, estás haciendo demasiadas preguntas.
—¿Por qué tanto misterio?
—¿Por qué tanta curiosidad? —sonríe—. Sólo... conóceme mejor y te lo contaré todo.
Dios, odio cuando sonríe porque me encanta esa curvatura traviesa de labios y sus ojos tienen un brillo especial
—Bueno, cariño, entonces no habrá más sexo hasta que obtenga algunas respuestas. —le digo, estirándome por sobre él para agarrar una tostada de la bandeja del desayuno.
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Perfecto Error
RomanceTres amigas, con miedos, pasados ocultos y presentes complicados. Tres hombres, dispuestos a ir al mismo infierno por ellas. Un ex-detective de victimas especiales, heredero de la mafia listo para entrar en acción