50. AIDEN

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Hoy hace exactamente un mes desde que firmé por el departamento. Sky no se mudó enseguida. Tuvo que organizar algunas cosas con Summer, que estaba secretamente contenta de volver a tener el piso para ella sola. No es que no disfrutara compartiendo con su amiga, pero como Jasper estaba alquilando una casa y su contrato estaba a punto de expirar, era una buena oportunidad para que dieran un paso adelante.

Shae y Nico han estado perfectamente tranquilos, viviendo juntos y se les ve felices. Shae ha relajado sus miedos y, según me ha contado Nico, últimamente se abre mucho más a él. Los hombres de mi padre siguen buscando al idiota de Ethan. Parece haberse esfumado.

Así que, después de dos semanas de organizar las cosas, Danna se mudó conmigo, y hemos estado viviendo juntos desde hace dos semanas. Ella es increíble. Todo es genial con ella aquí y debo admitir que viviría de delivery si ella no cocinara. Los días con ella están llenos de cariño y diversión.

—¡AIDEN! —Sky grita desde la sala de estar—. ¡Si no estás listo en cinco minutos, me iré y me llevaré tu auto! —Se ha estado quejando de que no la dejo conducir mi Mercedes. Le dije que había sido muy cruel cuando le dije qué coche era, así que solo puede subirse como acompañante.

—¡Ya voy! —Corro hacia ella y cuando la veo me quedo sin aliento. Lleva una falda corta a cuadros negros y grises claros, botas negras de cuero hasta la rodilla y una camiseta de manga larga y cuello alto muy ajustada—. Mmm, nena, ¿por qué tan sexy?

—Necesito mejorar las propinas. Seremos extremadamente pobres muy pronto si seguimos con esta vida que llevamos —La miro con seriedad.

—Estás de broma, ¿verdad?

Ella sonríe y me abraza, dejando un suave beso en mis labios. Ya sabe que el dinero no es un problema.

—Claro, tonto. —Se acerca más a mí y, mientras la agarro por el culo, hago que rodee mi cintura con sus largas piernas—. Solo pensaba... —susurra en mi oído—. Que la falda sería... más... cómoda para nuestro pequeño descanso en la despensa.

Trago saliva. La bajo y le doy la vuelta, apoyando su cuerpo contra la puerta, y levantando su pollera con ambas manos.

—Mmm. Aiden. Tenemos que ir al bar.

—Y una mierda. —Le digo, y acto seguido mordisqueo su oreja.

Ella chilla mientras cuando le bajo la ropa interior. Separo un poco sus piernas y toco su clítoris, frotando mi dedo mientras desabrocho mis vaqueros. Luego llevo mis dedos a su boca.

—Lame —le digo y ella obedece. Usa su lengua como una profesional. Deslizo los dedos dentro de ella con facilidad, y le arranco un gemido de la garganta. Mi otra mano pasa por debajo de su camiseta y comienza a tocarle el pecho. Cuando la siento mojada, me acomodo para poder entrar con mi miembro y hacerla mía.

—Dios, por favor.

Rebusco en el bolsillo trasero de mi pantalón, el cual está a punto de caer, el preservativo que dejé ahí cuando ví la pollera que se iba a poner. Sabía que no duraríamos mucho tiempo sin querer hacerlo. O al menos yo. Me lo pongo con agilidad y la penetro rápido y fuerte, una mano en sus caderas, la otra agarrando su pelo en una coleta.

—Aiden —jadea.

—Dios mío. Estás tan apretada, nena. —murmuro en su oreja mientras la embisto, cada vez más rápido y duro.

—Mierda —masculla—. Más fuerte, Aiden.

Tiro de su pelo hacia atrás haciendo que su cabeza descanse en mi hombro. Ella gime mientras su sexo se contrae contra mi miembro.

—Voy a acabar —dice, con la garganta cerrada. Y eso es todo lo que me hace falta. Llevo mi mano a su clítoris para ayudarla a acabar. Sky tira la cabeza hacia atrás, expulsando un gemido de sus labios, mientras yo clavo mis dedos en su cintura.

*

—Llegas tarde— dice Nico, sonriendo.

—Sí, lo siento... Nosotros... Tuvimos un problema con la llave —Sky intenta explicar.

—Sí... —Nico sonríe de lado—. Su llave y tu cerradura —deja caer, mientras mira para otro lado, nunca nos enfrenta la mirada.

—Qué asco eres —Sky le dice, riéndose.

—Sí, amigo. Eres asqueroso —Me hago el ofendido.

—No soy yo el que ha llegado tarde y con la camisa desarreglada —Nico me observa de arriba abajo, deslizando apenas los lentes de sol hacia abajo y esa media sonrisa cómplice.

*

3 A.M

—Es una locura lo lleno que está hoy.

—Los sábados siempre se llena —dice Danna mientras me pasa una botella de vodka—. Oye, ahí está tu admiradora —Señala a una chica que se acerca al mostrador y se inclina sobre él intentando que sus casi inexistentes pechos asomen.

—¡Hola Aiden! — Me saluda con demasiada emoción.

—¡Hola....! —Sonrío amablemente. —¿Qué quieres hoy?

—Un orgasmo.

Sky me mira y si las miradas mataran, esta chica ya estaría muerta. Pone los ojos en blanco y se gira hacia el otro mostrador. Nico y sus malditos nombres para las bebidas. Lo preparo sin prestarle demasiada atención y luego se lo acerco en la barra.

—Mmmm —Gime mientras lo saborea—. El mejor que he probado —Se lame los labios y me mira mientras se muerde el labio.

—Ugh. Tan necesitada. —Mi chica gruñe mientras la oigo venir directa hacia mí y me besa con fuerza en los labios.

—¿Qué haces? —Levanto las cejas mientras sonrío.

—Reclamando lo que es mío— Dice sonriendo.

—Soy tuyo siempre, nena —Le doy un pico en los labios.

—Solías decirme eso a «mi» —Una voz femenina penetra mis oídos y me hace girar el rostro de golpe. Siento la mano de Sky tomándome de la muñeca. 

Perfecto ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora