27. Nico

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Salgo de la cocina, atravieso el salón del bar y me dirijo directamente al Callejón. Una vez allí inspiro profundo y exhalo, tratando de calmar toda la ira que siento dentro, pero no me sirve. Doy una patada a los tachos de basura que están contra la pared y solo logro que todo lo que hay dentro ruede por el suelo.

Pero mi bronca sigue ahí, aferrada dentro mío.

—¡Dios! —grito—. ¡No puedo ser tan estúpido!

Miro el reloj y me doy cuenta de que sólo son las tres de la madrugada. El bar suele cerrar a las 4, aunque si hay poca gente, lo hacemos antes. Me encantaría cerrar todo ahora e irme a casa. Me siento en la tubería de agua y apoyo la espalda contra la pared. Saco un cigarrillo y lo enciendo. La primera calada que doy es profunda, tratando de que la Nicotina adormezca todos mis nervios que están a punto de estallar. Suelto el humo con rabia.

—Dos en una noche debe ser un nuevo record. —Oigo la voz de Jasper y cuando lo miro, está acercándose a mí.

—Me gustaría bajar toda la caja. Pero prometí que no lo haría más.

—¿Problemas en el paraíso? —Pregunta con sorna.

—Sí —Miro el cigarrillo que tengo en la mano—. Resulta que «yo» soy el maldito culpable de todas las situaciones de mierda y desgracias de su vida. Quise hablar con ella, quise hacerla entrar en razón, pero no. Me dijo que no quería hablar conmigo.

—Uff. Tuvo que ser una discusión dura.

—Lo fue... Le dije que organizara sus ideas y luego viniera a hablar conmigo —vuelvo a darle una calada al cigarrillo—. No quería que esto fuera así. El maldito tenía que venir aquí y dejar una bomba. —Le doy una última calada para terminarlo y lo tiro al suelo. Me froto la cara con frustración—. Vamos dentro a ver si hoy podemos cerrar antes.

—Oye —Me agarra por el hombro.

—Dime.

—Dale algo de tiempo. Es demasiado para dos días. —Lo miro, sé que tiene razón—. Yo vengo lidiando con Summer y su pasado por casi ocho meses... Y está mostrando algunos resultados ahora. Prácticamente se queda conmigo y Alba como 4 veces a la semana y todavía no dice que sí a ser mi chica. —siento el nudo en la garganta formandose mientas Jasper habla—. Imagina lo que está pasando en la mente de Shae ahora... Debe ser más grande que la Guerra Mundial.

—Tienes razón—. Cierro los ojos un segundo mientras me aprieto con los dedos índice el puente de la nariz—. Tienes toda la puta razón.

Me palmea la espalda y se dirige al interior. Contemplo la calle durante un segundo y luego entro yo también. El grupo ya ha dejado de tocar y la gente baila unas canciones de bachata que suenan en los altavoces. Veo a Shae en el mostrador ayudando a Sky. Tiene los ojos enrojecidos. Me mira, me dedica una tímida sonrisa y sigue trabajando.

Empiezo a ayudar a Aiden con las últimas bebidas que vamos a vender esta noche, cuando una mano toca mi brazo... Me doy la vuelta y me encuentro con unos preocupados ojos azul cielo.

—¿Por qué me está preguntando si puede quedarse con nosotras? —Me pregunta Sky mientras me agarra del brazo y me empuja hacia la cocina.

—Es largo y complicado, Sky. Déjame ir a trabajar y luego lo resolveremos.

Trato de zafarme de su agarre, pero es fuerte la desgraciada.

—Nico... —Su cara muestra que está a punto de regañarme.

—¿Qué? ¿Tú también quieres culparme a mí de todo lo que pasó?

Sus ojos me recorren el rostro con preocupación hasta que parece haberle caído la ficha de todo y se relaja. Media sonrisa recorre sus labios y el agarre se afloja alrededor de mi codo.

Perfecto ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora