—O podrías mudarte aquí conmigo —dice Aiden e inmediatamente su cara cambia de felicidad a terror.
Me quedo quieta y lo miro directamente a los ojos, está más que sonrojado. Nunca lo había visto tan rojo en todo este tiempo.
¿Quiere que me mude con él?
Es una locura. Nos conocemos desde hace cuánto... ¿Una semana? ¿Un poco más? Sé que ya le he dicho que le quiero, pero... ¿Mudarnos? Parece demasiado precipitado.
Aunque estaría bien, dejarle su espacio a Summer, poder estar más con Aiden... Y ni hablar de que este lugar es jodidamente increíble. Despertar junto a él todos los días sería glorioso.
Mierda, me está mirando. ¿Cuánto tiempo he pasado divagando dentro de mi mente? Lo miro y sonrío, tiernamente.
—Vamos a ver el dormitorio principal.
Se queda allí, pasmado, hasta que el agente nos guía hasta el dormitorio principal, que es impresionante. Techo y una de las paredes de cristal, una cama es enorme, una chimenea, dos sofás enormes. Me imagino leyendo en una tarde lluviosa, junto a la chimenea, pudiendo ver la lluvia resbalando por las ventanas.
Aiden no dice nada.
El baño es enorme. Baldosas blancas en el suelo, grises en las paredes. Tiene un mostrador larguísimo de mármol negro con dos lavabos y el espejo recorre toda la pared. El inodoro está separado, como en una habitación pequeña dividida por una puerta. Y hay una cabina de ducha enorme que tiene un asiento de mármol, y delante de la mampara de cristal de la ducha hay una bañera también enorme, lo suficientemente grande como para que dos personas estén dentro cómodamente. Esta no tiene ventanas enormes como la anterior, pero es increíble de todas formas.
—Es como... la cocina y el comedor de Summer juntos —le digo, y lo miro con ojos interrogantes. —¿De verdad puedes permitirte esto?
—Sí... bueno, papá puede.
—Oh... —Me inclino más cerca y susurro—. Pero... ¿Podrás... permitirte vivir aquí trabajando como barman?
—Mmm... hablaremos de eso más tarde, ¿De acuerdo?
Lo miro con un poco de preocupación.
—Está bien... Porque quizá podríamos sub alquilar solo mi vestidor. Seguro que podemos poner ahí una cama, una cocina, una nevera y una mesa y aún tendríamos espacio.
Aiden se ríe ante mi comentario.
—Hay una cosa más que me gustaría enseñarles —interrumpe el agente.
Lo seguimos por una puerta al lado del dormitorio y nos lleva a un bonito espacio exterior. Encontramos una terraza con una bonita piscina, no lo suficientemente grande como para nadar, pero lo suficientemente grande como para afrontar esos horribles días de calor. Es increíble, también hay algunas tumbonas y un bar.
—Oh. —murmuro
—¿Oh? —Preguntan el agente y Aiden al unísono.
—Sí... esto es... bastante impresionante.
—¿Bastante impresionante? —El agente parece decepcionado.
—Sip.
—Bueno... los dejaré hablar un rato. Si quieren continuar viendo otros lugares estaré en el vestíbulo —Entra al enorme departamento dejándonos solos en el balcón.
—Es un imbécil —Aiden masculla y me roba una pequeña risita.
—Sí... ¿Por qué lo contrataste?
—Hace los negocios de mi padre aquí.
—Ah. Ya veo. —Miro la puerta, ahora cerrada, y luego lo miro a él—. Bien. ¿Qué vas a hacer?
—Bueno... Esperaba que me ayudaras a decidir... —Aiden se acerca a mí y me toma por la cintura, acercándome a su cuerpo—. ¿Qué me dices?
Sonrío mientras me agarro de su cuello y saltando. Con un poco de ayuda de sus manos, rodeo su cintura con las piernas. Inmediatamente, pone sus manos bajo mi culo a modo sostén.
—Sí —Lo beso.
—¿Sí? ¿Te gusta este lugar? ¿Te sentirías cómoda cuando vengas?
—Totalmente. Sí. —Lo beso de nuevo—. Sí —Doy pequeños besos a lo largo de sus labios, sus mejillas y su mandíbula. Aiden sonríe y me abraza fuerte—. Y me encantaría mudarme aquí contigo.
Puedo notar el precioso momento donde la felicidad invade todo su cuerpo. Nos hace girar, con una gran sonrisa en su rostro. Yo me agarro fuerte a su cuello por miedo a caerme.
—Dios, si esto es un sueño, no quiero despertar —dice, depositándome en el piso y dándome un beso suave y tierno en los labios.
—Yo tampoco.
*
Aiden habla con el agente, quien le da unos papeles para firmar.
—Todo estará listo dentro de dos semanas. Me pondré en contacto contigo para que vengas a mi despacho y firmes el resto del papeleo.
—Estupendo. ¿Cuándo podremos mudarnos?
—En cuanto ponga un pie fuera de este piso—.
—Muchas gracias.
El agente le entrega las llaves a Aiden, se dan la mano y él se va. En cuanto cierra la puerta, Aiden viene hacia mí, me agarra por la cintura y me levanta del suelo, dándome vueltas.
—Dios, te quiero. —le digo, y luego permito que el me llene de besos el rostro.
—Yo también, nena. Vamos a coger todas tus cosas y... deberíamos contratar una agencia de mudanzas si tienes demasiados muebles
—Wooow, wow, espera un segundo.
Me mira confuso.
—Aiden, me mudaré contigo. Pero tenemos que estar en el bar en dos horas y necesito cambiarme y tú también. No hay prisa. Podríamos organizarlo para nuestros días libres.
—Pero...
—Nada de peros. Vamos. Tengo que hablar con Sum... Tú con Nico. Unos días para organizar todo será genial.
—De acuerdo. —Hace un puchero con los labios—. Dios, eres adorable.
Entramos en el ascensor y bajamos al vestíbulo. Me toma fuerte de la mano y salimos.
—De acuerdo, tu casa, elegir ropa, la casa de Nico, sexo, ducha, o mejor, sexo en la ducha, ropa y bar —dice sonriendo mientras nos metemos en el auto.
—Buen resumen del plan. Pero nada de sexo.
—¿Por qué no?
—Porque tenemos que darnos prisa.
—Ugh. Debería haberte tomado contra la encimera de la cocina en casa.
En casa.
Eso suena tan dulce y... familiar.
En casa.
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Perfecto Error
RomanceTres amigas, con miedos, pasados ocultos y presentes complicados. Tres hombres, dispuestos a ir al mismo infierno por ellas. Un ex-detective de victimas especiales, heredero de la mafia listo para entrar en acción