Igualmente complicada

9 3 0
                                    


No busco saturarme a base de abrazos ni completarme en miradas que solo se detienen de a ratos. Que no aguardan, que chispas no disparan, que solo miran cuando se les da la gana. No quiero estar pendiente del reloj ni anhelar que las horas pasen rápido porque de lo contrario rápido voy a pensar que el dilema soy yo. Y es que cuántas veces habré botado el guion que mi cabeza llena de ansiedad cientos de ocasiones planeó para charlar esa cuestión que, sin darle ni una mísera chance, se ignoró. Es que al final del día mi máximo esfuerzo termina muerto, y sinceramente a mi impulso suicida ya no le causa risa que muera algo que nace desde lo bueno que no tengo.

Ya no me dedico a escribir sobre romances ni días lindos, porque ya no los hay o los pocos que quedan se los lleva el viento. Y en ocasiones ni siquiera el viento, sino un huracán tormentoso que destruye el pedimento de todo lo que siento. Me arrimé a lo simple y terminé lastimada porque en pocas palabras soy demasiado complicada. O quizás la mejor palabra a emplear sea "aplicada". Aplicada, salpicada y de emociones rotas lisiada. Extasiada, allanada y de lo poco que escribo algo alarmada. Y es que entre perder la fe y las ganas, prefiero enojarme y esperar paciente a todo ser que de mí no sienta paja. Porque da igual, e igual es nada. Porque "Igual" es una palabra igual que yo, complicada.

Sé muy bien lo que busco, pero cuál es el chiste de revelar expectativas. Cuál es el chiste de contar aquello que te hace ilusión y por las noches pensándolo con emoción, me hará crear escenarios que me ayuden a dormir mejor. Me cuesta aceptar que la Luján de antes estaría enervada con la versión de ella que hoy muestro, y es que me causa pesar no ser ni la mitad de todo lo que le hubiese causado orgullo en su momento. Y la entiendo, soy una pelotuda que aguanta mierda mientras se dice a sí misma que es una reina y se come el cuento. 

Con tan reducida inspiración para escribir no me quedan fuerzas para evitar repetir palabras, usar los mismos tiempos verbales o narrar desde una muy triste primera persona. Y me pido perdón, porque ya no respeto mi escritura, porque enervo y me lleno de cosas que dice el resto sabiendo que lo dicen porque eso mismo son: restos. Restos de mentiras, de dolores, de asco, de faltas que crecen y se construyen en base a otros porque de otros no pueden sacar más de lo que ellos mismos creen tener. 

Soy mi propia enemiga y a veces imaginaria, porque al final del día soy yo quien más me ama.  

Luján Amaya

PENSAMIENTOS DE UNA CHICA DE PELO AZUL | #1 EscritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora