Ser yo

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No, ya no duele ser yo.

Hace bastante que di por perdida la lucha, una que siendo honesta jamás comenzó.

No revienta en mis venas el deseo de cortar en un flash la realidad. No tengo la necesidad de guardar en píxeles una foto que jamás voy a mirar ni en un cuadro retratar porque pocas van a ser las veces que quiera ese instante memorar. No voy a rebobinar ni opinar lo que podría haber sido distinto. Voy a fundirme en un vino tinto, deseando ahogar mis penas en un vaso lleno que no vale ya la pena agua seguir vertiendo. Quiero jugar con el fuego, quemarme, tirar las brasas y entre sus cenizas asfixiarme. Quiero sentirme claustrofóbica, no que todo me queda grande. Anhelo en mis muñecas poder tatuarme sin miedo a que la tinta vaya a rasgarse; llorar lágrimas que no sean dañinas, que imploren alegría. Quizás ya no duele ser yo, o peor aún... No, ya no, duele ser yo. Duele buscar mi reflejo, evitarlo y seguir desistiendo. Es que me ahogo y a su vez nado con todo, y todo duele;  incluso respirar, aguardar, hasta lo que pienso comunicar. Hay veces que mis dedos pellizcan, que el corazón anormalmente palpita y existe un nudo en la garganta simulando una soga que me va a dejar sin vida antes que sin habla. Me duele doler. Lastima decir cosas que son ciertas y que aun así daño pueden contraer porque prefiero aferrarme a una verdad que a una sensación de complaciencia. Y el conteo marca días que para mí ya son meses, quincenas que atormentan, horas que ya no regresan. Porque la primera vez fue linda, pero no quiero imaginar lo que va a doler la última. Porque veces son las que me faltan y porque a veces ya no tanteo la llaga.

Sangra el riachuelo de mi inspiración, que a falta de vocación en mi boca volcó el sabor de la decepción. Y vomito. Parece que me desintoxico, que descompuesta saco lo que por dentro acumulo por miedo al rechazo y al entumecimiento que genera su impacto. Y me achato. Ocho noches acechando. Tapada hasta la cabeza rezando, que pare ya, que pare un rato. Que pare así jamás vuelve, que pare así me vuelve... todo aquello que me hace ser yo y que aun así duele. 

Luján Amaya

PENSAMIENTOS DE UNA CHICA DE PELO AZUL | #1 EscritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora