Si el mundo duele

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Y si el mundo duele, a mi lado te dejo un espacio para que te resguardes. Recuéstate en mi hombro que sin hacer preguntas, te daré un lugar para que llores. Escóndete cuanto quieras, tápate los ojos y descúbrete los miedos, que detenerse no es rendirse y quebrase no es de débiles. Ven y descansa, duerme hasta que ya no sea una forma de evadir problemas, hasta que tu subconsciente deje de proyectar pesadillas, y en la mañana sonrías porque estás con vida.

Observemos la tarde, seamos cómplices del verano, que ya mucho invierno has pasado y no tienes por qué seguir a tus sentimientos hibernando. Habla, habla hasta donde quieras. Fuerte y tendido, largo y pausado, desahógate de ese océano enclaustrado que tantos oídos han ignorado. Desenvuelve el nudo de tu garganta mientras cantamos, sin importar desafiar porque fino es el dolor cuando con ritmo poetizamos.

Prometo estar aquí cuando levantes la vista y termines, prometo tener respuestas, soluciones y chistes, y si todo eso aún se vuelve insuficiente, prometo no irme. Tal vez eso no signifique estar, pero al menos habitar un mismo plano sabiendo que al llamarme voy a contestar, que tus mensajes voy a reaccionar y quizás un día coincidamos para criticar lo que nos rodea como si eso nos fuese a apaciguar. Quizás mi hombro se vuelva chico y te ofrezca mi pecho, para que descanses tu cuerpo en un abrazo y a tu cabeza en mi cuello. Hacía falta llorar, no te avergüences. Que esas gotas no apagarán la cerilla de tu esencia, que te aseguro que algún día, si con el combustible adecuado la alimentas, se convertirá en una indomable hoguera. 


Luján Amaya

PENSAMIENTOS DE UNA CHICA DE PELO AZUL | #1 EscritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora