Promesa

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No hay peor actuación que la mía al fingir odiarte. Soy presa de sentimientos pasados, de recuerdos muy bien guardados y de esas palabras que me escribiste a mano. Tampoco puedo pretender a todo pronóstico amarte, sería una hipocresía total a todo lo que creo. Como siempre, como nunca, me divido en dos. Una Luján dolida, y lo otra feliz y agradecida. Lloré tanto por vos, por mí, por lo que pasó y lo que no pasó; empapé tatas servilletas, tantos pañuelos, tantas mangas de lana... que al final, pude florecer. Saqué un capullo nunca antes visto. Un capullo que quizás no sea tan especial para algunos, pero para mí es el tesoro más valioso del que me siento poseedora. La curva de tus cachetes redondos me hicieron terminar en un círculo de pensamientos viciosos, pero a poco desmenuzo este sentir y se me es claro lo que he de hacer. Y es que por tus ojos lagrimosos y tus manos calentitas, prometí vivir. Quizás jamás en la vida volvamos a coincidir, pero aun así quiero vivir. Quiero descubrir lo que sea que me espera a la vuelta de esta interminable y quejumbrosa esquina. No te doy ni la mano ni la espalda, tan solo te regalaré una honesta sonrisa que no pretende por vos ser tomada... haz lo que quieras y a su vez por mí ya no hagas nada, encontrate a vos mismo en otra parada. Confiaré en el destino y en lo ya vivido, confiaré en Dios y mi Universo. Simplemente confiaré. Lo que deba suceder lo abrazaré, porque de una cosa estoy segura... y es que yo te amé. Te amé como nunca en la vida vas a ser amado por otra mujer, y quizás sea bueno o malo, pero aun así me hace única en tu vida. Satisfecha con todo lo que entregué, y un poco adolorida por lo que en mi espalda tuve que empacar. Es una carga que en algún momento de mi vida tendré que de raíz resolver, no hay afán de tomar en mis manos lastimadas algo que puede por mil motivos doler. Quizás toque tejer unos guantes o curar mis cicatrices con cremas... pero lo que sí sé es que mis manos no te soltaron para nunca volvernos a ver, sino para que se pueda sentir como un "nos vemos después". Y que ese después sea la promesa más eterna pero al menos no dolorosa con la que ambos podamos vivir...

Luján Amaya

PENSAMIENTOS DE UNA CHICA DE PELO AZUL | #1 EscritosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora