Por sentir tu chispa soy capaz de arder.
Rain
La cantidad de barbaridades que encontraba en Internet eran asombrosas, me encontré con diversas técnicas que utilizaba la gente para no pasar hambre o al menos intentarlo. Veía desde comer hielo condimentado, hasta beber litros y litros de agua para llenar el estómago. Lo peor es que muchas páginas te incitaban a adelgazar y te vendían remedios milagrosos que supuestamente te hacían perder más de diez kilos en menos de una semana, una auténtica barbaridad. También encontraba dietas con las cuales te matabas de hambre y muchas no superaban las quinientas calorías al día.
Te recomendaban pastillas que eran laxantes, hierbas...
No me creía que fuera tan fácil, que simplemente al teclear la palabra delgada te aparecían miles y miles de técnicas para conseguirlo. Y por supuesto que aparecía el ejercicio, pero se trataba de un entrenamiento intensivo con el único objetivo de adelgazar. Podías escuchar a la entrenadora decir «venga chicas, con esto habremos adelgazado el desayuno»... La verdad es que me puse malísimo. Cerré el portátil pasándome la mano por la barbilla. Froté mis ojos porque de verdad no me creía lo que había encontrado, simplemente estaba buscando cómo ayudar a April, más concretamente qué no hacer ante estos casos. Porque mi intención no era entrometerme, pero al menos entender qué sí podía decir o hacer, y que no. Saqué bastantes cosas, porque no sabía en qué fase se encontraba. Si estaba en proceso de recuperación, si recién se lo habían diagnosticado... Porque la palabra de su hermano de poco me servía, pero una cosa tenía clara, ella tenía anorexia. Y pese a saberlo, no quería tratarla diferente, sin embargo, tampoco quería cagarla.
Sabía que cualquier presión podía producir un efecto en cadena, de la misma manera que si normalizaba ciertas cosas no la ayudarían. Mi única intención era entenderla, y ya no solo con aquel libro que me estaba devorando... Porque sí, lo admitía, me estaba encantando. ¿Cómo no lo había descubierto antes? Había marcado muchas cosas y en ocasiones pensaba «mira, esto seguro que le gustaría a April». Porque al leerlo se me pasaban las horas y más en aquella cafetería, aprovechaba cuando ellas aún no trabajaban para tomarme un café e investigar.
Jamás creí que pudiera sentirme tan impotente con algo, y ahora mismo es como me sentía. Impotente por no tener toda la información para poder acercarme sin dañarla, porque no era de cristal, pero podía dañarse.
—¿Te has pasado toda la mañana leyendo? —Archie apareció y se sentó en frente.
Apoyé mi mano en el libro y sonreí como un bobo. Había encontrado una nueva afición.
—No, pero ojalá.
—Vaya, ahora tenemos un chico lector.
—Engancha, no lo puedo negar.
Se sacó la bufanda y la dejó encima de la mesa.
—¿Y qué has estado haciendo?
—He estado buscando información sobre la anorexia, concretamente en cómo ayudar.
—Ajá, ¿y qué has averiguado?
—Primero, que Internet está lleno de... De burradas muy grandes.
—Sí, en eso te doy toda la razón.
—Después me han salido diferentes trastornos alimenticios, entre ellos la anorexia y la anorexia nerviosa.
—¿Cuál era la diferencia?
—La anorexia se centra en la pérdida del apetito, no tienen un gran terror por subir de peso, suelen relacionarlo más con temas de depresión o ansiedad. Se pierde peso, pero no es lo principal. Y una persona que su masa corporal es superior a la media puede sufrirla, el peso aquí no es lo que interfiere.

ESTÁS LEYENDO
Por medio de palabras
Teen FictionCrecí tapándome las heridas con retales sueltos y ahora no sé de qué estoy compuesta. Parecía algo sin sentido, pero él aseguraba que se trataban de palabras que no todo el mundo sabe leer. April Siempre escuché eso de que no había que juzgar un lib...