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Rain

Me gusta soltar mis demonios cuando sé que son necesarios, y contigo se ponen a tus pies.

Lou nos esperaba en el local, era un pequeño bar que tenía música alta, una pequeña pista de baile y una barra con muchas, pero que muchas bebidas alcohólicas. Al llegar nos sentamos en una mesa redonda, el ambiente estaba bastante bien, la música estaba separada y curiosamente donde estábamos no se escuchaba tan alta y podíamos hablar.

Archie nada más entrar, buscó a Lou, lo pudimos ver enseguida, se acercaba a nosotros sonriendo y preguntando cómo estábamos. La verdad, no podía negar que el chico era majísimo y se notaba que tenía una gran curiosidad por Archie, sin embargo, no quería que se quedase en solo una curiosidad y lo dejase ahí, que le rompiese el corazón después, porque él no se lo merecía. No parecía de los típicos tíos que lo hacía, podía incluso decir que parecía cosa del destino, un destino que debía de ir por buen camino.

—Buenas noches a todos y todas. —Se sentó con nosotros con una sonrisa tímida.

—Buenas noches —dijimos.

—¿Sirven cerveza? —Lili no dejaba de mirar la barra.

—Sí, sí, sirven de todo. Ahora vendrá el camarero y nos tomará nota.

April jugaba con la servilleta, la doblaba y desdoblaba en silencio como si fuera un pasatiempo. Estaba sentada al lado de Lili, justo en frente de mí, y si le decía algo, todos en la mesa se meterían. Realmente me estaba conteniendo las ganas de muchas cosas.

Lou nos habló un poco sobre él, estaba estudiando medicina en la universidad cercana, se quería especializar en pediatría y adoraba el pequeño pueblo en el que vivía. La verdad es que era un sitio genial, si yo pudiera elegir, también viviría en un sitio así. No tenía hermanos, hijo único. Sus padres trabajaban en la tienda y en la granja, él decidió echarles una mano.

—¿Trapos sucios? —Lili juntó sus manos—. Venga, algo debes tener.

Lou miró a Archie...

—Pues...

—Chicos, ¿qué os pongo?

La camarera apareció con una pequeña libreta en las manos.

—Una cerveza... —dijo Lili—. Mejor dos, que una la bebo enseguida.

—Lili. —April la miró—. Una, después la otra.

—Vale, vale, mamá. Pues una cerveza.

Miré la pequeña carta y no encontré nada sin alcohol, era yo quien conducía, por tanto, no pensaba tomar nada.

—Agua, por favor.

—A mí un mojito —pidió Archie.

—Una cerveza. —Harry asintió.

—Igual, una cerveza. —Lou asintió.

Solo faltaba April, la cual parecía muy indecisa.

—Yo...

—Solo es una noche. —Lili se apoyó en su hombro—. No pasa nada.

—Pues... ¿Una cerveza de limón?

—Perfecto, enseguida os lo traigo.

Cuando la camarera se marchó, las miradas volvieron a Lou, el cual pareció encogerse como si fuera una tortuga.

—No, creo que ninguno.

—¿Seguro? Aquí todos tenemos trapos sucios.

—Pues...

Por medio de palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora